
La Sanidad ha vuelto a pasar de puntillas por otro Debate del Estado de la Nación, a pesar de estar encendidas todas las alarmas del Sistema Nacional de Salud (SNS). El Congreso despachó la cuestión con una resolución insustancial de CiU que emplaza al Gobierno y a las comunidades autónomas a definir criterios de mayor transparencia y ahorro.
Ni el presidente del Ejecutivo ni el líder de la oposición encararon el ingente déficit sanitario que arrastran las autonomías y que oscilaría entre los 10.000 y los 15.000 millones de euros. Una cantidad que la OCDE no refleja en su última estadística anual de gasto sanitario y que elevaría en un punto más el porcentaje del PIB dedicado a financiar la sanidad.
España destina ya el 9,5% de su riqueza a las prestaciones sanitarias, medio punto más que en 2008, según los datos de la OCDE que sirven de termómetro y comparación con el resto del club de economías más desarrolladas. Este porcentaje se mantiene por segundo año en la media de países más ricos, a la par que Italia (9,5%) o Reino Unido (9,8%), pero a gran distancia de Francia (11,8%) o Alemania (11,6%) .
Para equiparse a la media de países, la economía española ha acometido un importante esfuerzo inversor desde los años noventa, con crecimientos interanuales per capita superiores al 4% en la última década. Este ritmo de gasto se ha acelerado además entre 2007 y 2009 en el caso español, al igual que en Irlanda o Reino Unido durante el periodo de recesión global, tal y como subrayó el pasado jueves la OCDE.
No es suficiente
Pero, ¿es suficiente? Las comunidades autónomas lo tienen claro: se necesita más madera. Todas las regiones reclaman más dinero para financiar su déficit sanitario y unos gastos en salud que siguen creciendo más que la economía y, lo seguirán haciendo, como precisan la propia OCDE o el FMI. Las previsiones de este último organismo para la economía española son tasas de crecimiento nominal inferiores al 4% hasta 2016, mientras que las necesidades sanitarias exigirán aumentos mínimos de gasto del 4% anual.
A la vista de estas proyecciones, y abocadas a los recortes por la falta de recursos, Cataluña y Galicia han reclamado gravar el alcohol y el tabaco para destinar los fondos a la sanidad. Una propuesta que también ha encontrado el apoyo de un expresidente de Gobierno. Felipe González reclamó el jueves un punto más del PIB para sufragar el SNS o lo que es lo mismo, 10.000 millones de euros. Abogó, además, por "impuestos finalistas", "presionando" al alcohol o el tabaco para destinar "la totalidad o una parte sustancial" a la salud.
Lo que está claro, a juicio del también asesor del consejo social de Farmaindustria, es que "lo que dedicamos no es suficiente" y "estamos arruinando empresas y expectativas de inversión". Todo menos recortar la sanidad. Antes se debería empezar a podar diputaciones y municipios, con lo que España se ahorraría casi un punto de PIB.