Economía

¿Un protectorado? Europa y el FMI barajan supervisar la recaudación fiscal de Atenas

  • Se intenta resucitar los eurobonos y subir el presupuesto de la UE

Sigue tensándose la cuerda de la desconfianza entre Grecia, el resto de los países de la zona euro y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Estos dos últimos se plantean reservarse el derecho a supervisar la recaudación fiscal del Estado griego, a cambio de mantener en marcha el plan de rescate que evita desde hace un año la quiebra de Atenas.

Al husmear en lo que es uno de los elementos más sensibles y simbólicos de toda soberanía nacional -sus ingresos y sus impuestos- pretenden tener garantías de que Atenas les devolverá los préstamos de 110.000 millones de euros que en primavera de 2010 pusieron a su disposición para reflotarla. Y los créditos adicionales que podrían ser necesarios, y se elevarían a otros 60.000 millones de euros.

Además, desde la semana pasada se baraja poner el plan de privatizaciones en manos de expertos extranjeros. Se desconfía de que el Gobierno griego sea capaz o tenga voluntad de vender sus activos para pagar sus deudas. Y la intervención para socorrerlo cada día hace que Grecia se parezca más a un protectorado, cuya política económica la dicta la metrópoli colonial.

Que no salpique a España

Aumentan las prisas, y se vuelve a especular con una reunión de urgencia de los 17 Gobiernos de la zona euro, ya sean los ministros de Economía y Finanzas, ya sean los jefes de Estado o de Gobierno. No hay ninguna cita de los responsables de Eurolandia prevista hasta finales de junio. Y los dirigentes querrían zanjar la incertidumbre y tranquilizar a los mercados cuanto antes, no vaya el nerviosismo sobre Grecia a, según los casos, agravar o a terminar de contagiar el virus de la crisis de la deuda a Irlanda, Portugal, Bélgica, Italia y España.

No han cambiado en las últimas semanas las posibilidades sobre la mesa, visto que el plan de ayuda en curso es insuficiente: forzar a Grecia a acelerar su plan de privatizaciones, del que obtendría entre 50.000 y 300.000 millones de euros; exigirle más contención del gasto público, nuevas alzas de impuestos, y más lucha contra la evasión fiscal y la fuga de capitales; impulsar las reformas para modernizar su economía; inyectar nuevos préstamos al país; y persuadir a los titulares de su deuda pública, bancos en su mayoría, a que mantengan su exposición a Grecia como en 2008 hicieron con los países del Este de la UE ajenos al euro: alargando los plazos para que Atenas devuelva lo prestado, o comprando nuevos títulos de deuda griega cada vez que venzan los que tienen en su poder y reciban el debido reembolso.

El Parlamento Europeo intentó ayer desenterrar ideas como crear eurobonos para facilitar la financiación de países en apuros; y aumentar el presupuesto comunitario entre un 5 y un 10 por ciento, para que las inversiones apoyadas por el maná de los fondos de la UE impulsen la actividad en Europa.

Alemania cambia de rumbo

Por su parte, Alemania estaría contemplando la posibilidad de dejar en un segundo plano su petición de una reestructuración de la ayuda a Grecia con el fin de facilitar un nuevo paquete de préstamos al país heleno, según informan hoy fuentes del Wall Street Journal. Esta concesión de Berlín ayudaría a Europa a superar el punto muerto sobre las necesidades de financiación de Grecia, antes de que éste se quede sin dinero en efectivo a mediados de julio.

Algunos funcionarios alemanes esperan hallar a corto plazo una solución que permita un acuerdo íntegro, el cual contemple también una reestructuración de los bonos este mismo año.

En las últimas semanas Alemania ha sugerido que los inversores privados de deuda griega deben cubrir parte de la carga. El Banco Central Europeo (BCE) se opone frontalmente a cualquier forma de reestructuración. Mientras, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pide claridad en la financiación para 2012 antes de prestar los fondos necesarios.

Semana decisiva

Las dos ideas fueron ayer apoyadas por una comisión parlamentaria temporal sobre la crisis, e impulsadas por una socialista francesa, Pervenche Berès, que al inicio de la actual legislatura fue descabalgada de la presidencia de la más relevante comisión permanente sobre Asuntos Económicos y Monetarios. Ambos proyectos son rechazados tajantamente por Alemania. Que, en el caso de los presupuestos de la UE, tiene el apoyo de Reino Unido, Francia, Holanda y Suecia para exigir su congelación.

El Gobierno griego insistía ayer en que esta semana terminará de manera positiva la negociación para que la UE y el FMI le presten un nuevo tramo de 12.000 millones de euros, comprendidos dentro del paquete de 110.000 millones que se le ofreció hace un año y está siendo desembolsado gradualmente entre 2010 y 2012. Si fuera denegada la entrega prevista a finales de junio de estos 12.000 millones, Grecia quebraría de inmediato.

En una entrevista ayer en el rotativo Financial Times, Lorenzo Bini Smaghi, del Banco Central Europeo (BCE) dijo que reestructurar la deuda o abandonar del euro sería "como la pena de muerte", y que su efecto "desestabilizador" en la zona euro sería "dramático".

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