
Los datos oficiales aseguran que en España hay más de 600.000 viviendas nuevas vacías, que no se venden, producto de los años locos del boom inmobiliario. Pero, en 2010, el excedente de vivienda se redujo un 1,7% respecto al año anterior, según los datos que ha hecho públicos hoy la Asociación Hipotecaria Española (AHE). Fue la primera vez que se registró un descenso desde que el organismo comenzó a elaborar los datos, en 2004.
El stock cerró el año en 684.958 inmuebles, frente a los 686.143 del año anterior, según el último boletín trimestral de la AHE, a partir de datos del Ministerio de Fomento.
Ahora bien, no hay que olvidar que este descenso se debe, principalmente, al ajuste que viene realizando el sector por el lado de la oferta. Y es que en 2010 se terminaron 257.443 viviendas, un 33,4% menos que un año atrás. Por su parte, las viviendas vendidas -incluye autopromoción- cayeron un 17,3%, hasta los 258.628 inmuebles.
Así, durante el pasado año se vendieron 1.185 viviendas más de las que se terminaron y, por primera vez en la serie histórica que recoge la AHE desde 2004, se absorbió parte del stock.
Con todo, la bolsa de viviendas sin vender sigue siendo un 65,2% superior a la que había en 2007, cuando comenzó la crisis, y se ha multiplicado por más de 6,5 en los últimos siete años.
La demanda mejorará en el segundo semestre
La AHE explica que los cambios en materia fiscal que se produjeron a lo largo de 2010 -incremento del IVA y eliminación de la deducción por compra para rentas superiores a 24.000 euros- "afectaron al calendario de compra de los hogares", con un repunte de las transacciones en el segundo y cuarto trimestre del año.
De cara a 2011, la asociación señala que "es probable que durante la primera mitad del año, y especialmente en el primer trimestre, el volumen de transacciones en el mercado pueda verse afectado de forma negativa" por el fin de este 'efecto fiscal'.
Sin embargo, añade que "la necesaria estabilización del entorno económico y la recuperación de la confianza hacen prever que en el transcurso del año se vaya produciendo la reactivación de una parte de la demanda".
Según argumenta, esta demanda había aplazado en los últimos tres años sus decisiones de compra como consecuencia de las incertidumbres sobre la evolución económica y del empleo, así como sobre el comportamiento de los precios inmobiliarios en el corto y medio plazo.