"Eran tiempos de yates, de cacerías en África, de viajes a lugares paradisíacos. Todo por la pasta... a costa de lo que sea".
Algunos de sus protagonistas están en los tribunales, otros callan. José Luis Ruiz, experto inmobiliario que ha trabajado en algunas de las principales consultoras del sector, ha decidido hablar en su libro Adiós, ladrillo, adiós.
¿Por qué ahora?
No es el argumento de una película, sino la realidad que se esconde tras lo que ha sido en España el boom inmobiliaria, un escenario "que puso de relieve las grandezas y miserias del hombre cuando se enfrenta al dinero fácil" y que acabó con el estallido de una burbuja inmobiliaria de la que todavía no nos hemos recuperado.
De repente, un día, te paras y reflexionas. ¿Qué ha pasado? Hace unos años éramos los reyes del mambo, allí donde ibas te ponían la alfombra roja, y ahora eres persona non grata. Creo que en este libro explico qué pasó y doy algunas claves para superar el crash inmobiliario.
Dice usted que los pueblos le recibían con los brazos abiertos. Les veían como un 'Mr. Marshall' y ustedes a ellos como Pepe Isbert. Todos los que tenían tierras se frotaban las manos esperando la llegada del maná.
Y yo lo he vivido en primera persona. Sé lo que es llegar y que te reciban alcaldes, concejales...
¿Qué pasó para que la burbuja se rompiera?
El sector se convirtió en un escenario en el que poco a poco todos empujábamos en la misma dirección e hizo que los precios subieran. Hubo un momento en que los españoles dejamos de ver la vivienda como un bien básico para convertirla en objeto de la especulación más pura y dura, como si fueran acciones de bolsa.
De ahí una España llena de grúas y pisos nuevos.
Sí, hubo un momento en que producíamos tres veces las necesidades reales. Desde 2005 se produjeron tantas viviendas como en Gran Bretaña, Alemania y Francia juntas. Eso tenía que explotar.
Pero parece que de nuevo hay ciudades donde ya no queda excedente.
Se trata de plazas muy concretas y más que de ciudades, hablamos de barrios. Es una noticia que puede animar el sector.
En los años del 'boom' funcionaba el axioma de "la vivienda nunca baja de precio".
Hasta que dejó de funcionar. Por eso estamos como estamos.
¿Y cuáles son esas causas que todos buscan?
Veníamos de un sistema hipotecario tradicional donde existía una cultura del ahorro. Pero eso dio un giro y adoptamos el sistema variable del euribor y periodos de amortización a más de 40 años por más del 100 por ciento del coste de la vivienda. Nos creíamos más ricos y lo que estamos es más endeudados. Era una ilusión.
Pero lo cierto es que todos estábamos atados al tipo variable.
Sí, los bancos y cajas buscaban hipotecas como posesos. Se lo montaron bien, pero estiraron demasiado el chicle, hasta que explotó.
Tiene usted para todos. Dice también que las tasadoras se fueron de 'rositas'.
Aunque el del suelo es un mercado variable, tasaron alegremente, por encima de precio real, para que la gente se financiara al cien por cien y, además, se fuera de vacaciones o cambiara su coche. Tasadoras que estaban en manos de las entidades financieras.
La verdad es que la situación es bastante grave.
Y lo que es peor, no hemos aprendido nada. Ahora los bancos sólo abren al grifo financiero para la compra de casas que están en sus cuentas. Y ahí repiten los mismos errores, con vuelta a una financiación al cien por ciento y con hipotecas a más de 40 años. Están engordando una burbuja que se manifestará dentro de dos o tres años. Y de nuevo será tarde.
El ministro Blanco dice que ahora es buen momento para comprar un piso.
Siempre lo dice, lo que hace pensar que todavía van a bajar más.