Economía

Desconfianza en el impulso de Zapatero: reformas y presupuestos, en el alero

  • Pocos confían en que la transición en el PSOE no perjudique los compromisos urgentes del Gobierno

La situación política sobrevenida con el anuncio de Rodríguez Zapatero de que no se presentará a la reelección en marzo de 2012 abre una serie de incógnitas económicas de gran calado en las circunstancias en las que se encuentra España

Ante él, un programa reformista que apenas ha dado sus primeros pasos y unos Presupuestos Generales del Estado necesariamente restrictivos para alcanzar el objetivo de reducción del déficit público hasta el 4,4% comprometido en la llamada senda de consolidación fiscal que extiende su vigencia hasta 2013.

Los expertos coinciden en que esta situación, aunque ya se había producido con la renuncia de José María Aznar, primero y con la designación de Mariano Rajoy seis meses antes de las elecciones, tiene poco que ver con aquella, porque en 2003 y 2004 la situación económica no era especialmente preocupante, la economía estaba en crecimiento sostenido y el marco internacional, y sobre todo europeo, presentaba una notable estabilidad.

Todo lo contrario que en la actualidad, con una economía que no disipa su letargo, que padece un profundo desequilibrio fiscal y, sobre todo, que ha adquirido compromisos internacionales no sólo moralmente insoslayables, sino políticamente imprescindibles para salir de la zozobra.

Más dinamismo

Para Enrique Portocarrero, director general del Círculo de Empresarios vascos, "la situación demanda imprimir el mayor dinamismo a las importantes reformas que están pendientes. Teóricamente, un Rodríguez Zapatero sin las ataduras electorales podría ser más audaz en las reformas y para llevar a cabo lo que se ha comprometido a hacer con Europa, pero los que aspiran a sustituirlo presionarán para que no se tense la cuerda con los agentes sociales y para que se suavicen las medidas que puedan tener una acogida más fría entre el electorado".

"En cuanto a los apoyos políticos", continúa Portocarrero, "yo creo que hay que dar por concluida esa fase, aunque, en el caso del PNV tampoco puede retroceder demasiado en el apoyo presupuestario, al que se comprometió Íñigo Urkullu con Rodríguez Zapatero".

Este aspecto, el de los apoyos parlamentarios, se manifiesta crucial para cuando el Gobierno presente en el Congreso la reforma de la negociación colectiva. En el caso de que los agentes sociales no den un avance significativo al sistema, el Gobierno deberá hacer más amplia la reforma y para ello necesitará el concurso no sólo del PNV o de Coalición canaria, sino también de CiU.

"Todavía es demasiado pronto para fijar nuestra posición respecto al Gobierno en los próximos meses", señala a elEconomista el portavoz económico de Convergencia i Unió en el Congreso Josep Sánchez Llibre.

Cumplir compromisos

"De momento, lo que tiene que hacer el Gobierno es cumplir con lo estipulado con nosotros, es decir, lo referente a la financiación de la Generalitat de Cataluña y, por supuesto, con las reformas económicas que están pendientes y que no pueden quedarse en meras intenciones. La situación económica es muy grave y el sentido que se dé a estas reformas será decisivo para que nosotros las podamos respaldar. Esto es delicado, porque los futuros candidatos presionarán para que las medidas menos populares no tengan la máxima carga política para no reducir aún más sus opciones", concluye Sánchez Llibre.

José Luis Feito, presidente del Instituto de Estudios Económicos, considera que la situación no supone un cambio significativo, porque, "por un lado, se daba por descontado, y por otra parte, no va a significar un adelanto de las elecciones. En la medida que la guerra de sucesión alumbre un líder que no se vincule directamente con Rodríguez Zapatero, el PSOE puede arañar algún voto más y paliar el dato adverso que se espera, cosa que se plantea más difícil si se trata de un miembro del Gobierno o del entorno del actual presidente", señala Feito.

"En cuanto a la economía", continúa el ex embajador ante la OCDE, "mi opinión es que seguirá un curso de recuperación leve, con los ajustes que sean necesario para evitar por todos los medios la sombra de un rescate. Esa leve mejoría llegará a ser percibida por los economistas, pero difícilmente transcenderá a la opinión pública".

"Por otro lado, el soporte con el que cuenta el presidente en CiU y PNV no parece que se pueda romper, porque quedan reformas que a los dos partidos nacionalistas les interesan y respaldarían alguna medida adicional de ajuste que se planteara como necesaria, incluso una subida de impuestos. El que respalden o no los presupuestos generales del Estado tiene menos trascendencia", concluye José Luis Feito.

Problemas de autoridad

Fernando Fernández, profesor del IE Business School, recuerda que "las reformas de gran calado se hacen a principio de una legislatura, con todo el respaldo político íntegro y tiempo por delante para que las medidas den el resultado buscado, o bien a final de legislatura, cuando un gobierno está dispuesto a inmolarse, pero puede recuperar prestigio y apoyos".

En este caso, señala, "el problema es que Rodríguez Zapatero carece de autoridad moral y de autoridad política y la bicefalia con el que resulte candidato puede ser muy ne- gativa. Quedan reformas muy importantes, que afectan a derechos adquiridos en el ámbito laboral, reformas en las finanzas de las comunidades autónomas, que requerirían una enorme fuerza política, que no es el caso". Por otro lado, señala Fernando Fernández, "requeriría apoyos externos a su partido para llevar a cabo ese programa, pero, ¿qué interés puede tener pactar con un cadáver político?".

Rafael Ferrando, presidente de Cierval (patronal valenciana) y vicepresidente de CEOE, aspira a que el anuncio de Rodríguez Zapatero sea un revulsivo para reflexionar sobre el cúmulo de reformas pendientes, laborales, fiscales, del gasto público, energética, etc., que son inaplazables.

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