
Los porqués que José Luis Rodríguez Zapatero argumentó para no presentarse a una tercera reelección a la Presidencia del Gobierno cayeron ayer en una importante incoherencia en relación al discurso que él mismo repetía una y otra vez para posponer el debate sobre su futuro.
Decía hacerlo porque las decisiones políticas no llegarían hasta que las reformas económicas más importantes comprometidas estuvieran en marcha en su totalidad.
Ayer, su justificación dio un giro de 180 grados cuando quedan importantes flecos pendientes por atar ante la atenta mirada de Bruselas -y también de Alemania- en materia de negociación colectiva, reestructuración financiera y normativa sobre la estabilidad presupuestaria.
Un programa de acción
"Finalmente, he creído que lo mejor era hacerlo ahora, también para poner fin a lo que se percibía como una incertidumbre que nos podía acabar distrayendo de nuestra tarea principal, que es desarrollar las reformas, consolidar la recuperación y abrir el tiempo de la creación de empleo", reconoció.
Sin embargo, momentos antes de realizar el esperado -y, en los últimos días, distraído- anuncio, Zapatero no dudó en establecer "un programa de acción" para los más de 300 días que quedan de legislatura en los que, aseguró, ejercerá hasta el final. El presidente del Gobierno enumeró hasta 22 reformas pendientes que metió en ocho apartados en los que se comprometió a avanzar hasta marzo del año que viene.
Entre ellas, asumió la importancia de las principales asignaturas comprometidas con la Comisión Europea, teniendo en cuenta que tras el Consejo Europeo del 24 y 25 de marzo, las siguientes citas pasan por la presentación del programa anual de reformas y el esbozo de los Presupuestos este mismo mes de abril, y el próximo Consejo Europeo que, si no hay sorpresas, está previsto que se celebre en junio.
El propio Zapatero destacó cuáles son las asignaturas en las que España se juega su nota internacional. Admitió que tiene "máxima trascendencia" la reforma de la negociación colectiva, en la que confióenel acuerdo "al que han de llegar empresarios y sindicatos".
Los retos
De hecho, el presidente del Gobierno aprovechó su discurso -y su mitin de ayer en Murcia- para agradecer "la responsabilidad" de los sindicatos y de la nueva representación de la patronal por haber recuperado el diálogo social. "Firmaremos más acuerdos con los empresarios y los sindicatos", auguró.
Por otro lado, Zapatero planteó que queda pendiente la culminación del proceso de reestructuración de las cajas de ahorros, cuando todas las dudas están puestas en el futuro de la CAM y las miradas se centran en cómo terminen otros procesos de integración.
El tercer gran reto aún por completar pasa por la nueva regla de gasto para las Administraciones Públicas que fije un techo de gasto autonómico. Además, en lo económico, el Gobierno centrará sus esfuerzos en aflorar el empleo sumergido y en mejorar los servicios profesionales (tal y como recoge el Pacto sobre el Euro) o en flexibilizar los horarios comerciales, con la vista puesta, además, en impulsar la eficiencia energética, la formación profesional y la nueva Ley de Ciencia.
Empleo: ni fácil ni rápido
Con este panorama pendiente y otras reestructuraciones ya sobre el papel (reforma laboral, de pensiones, parte de la financiera y un importante ajuste fiscal acometido), la decisión del presidente ha sido interpretada, sin embargo, comouna forma de liberarse y poder tener vía libre ante posibles futuros ajustes una vez que "el me cueste lo que me cueste", que pronunció en elDebate sobre el Estado de laNación de julio, es una realidad.
Zapatero hizo, además, hincapié en el que es, desde hace meses, su principal quebradero de cabeza en el horizonte: el paro. A este respecto, no evitó mostrar su pesimismo sobre las perspectivas del mercado laboral pese a que el 9 de marzo insistió en que ese mes comenzaría la creación de empleo. "No va a ser fácil y tampoco rápido, pero no vamos a bajar la guardia", apuntó.