
"Para mí, que ZP se vaya es un alivio...". Así comenzaba el mensaje que un gestor español de fondos de inversión escribió ayer en la red social Twitter. Era una de las decenas, de los cientos de reacciones que ha suscitado el anuncio realizado por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en la mañana del sábado, momento en que oficializó lo que venía siendo un secreto a voces: su renuncia a presentarse a la reelección en las elecciones generales de 2012.
Pero esa palabra, alivio, no es casual. Ni irrelevante. Sobre todo desde el punto de vista económico. La marcha de Zapatero, aun cuando no se producirá de forma efectiva hasta el próximo año, puede contribuir a afianzar la mejoría que viene experimentando la imagen de la economía española en las últimas semanas.
Y eso a pesar de que, en la reunión mantenida con los principales empresarios españoles el 26 de marzo, varios de los asistentes, como el presidente de Santander, Emilio Botín; el de Ferrovial, Rafael del Pino; o el de OHL, Juan Miguel Villar Mir, solicitaron al jefe del Ejecutivo que retrasara el anuncio de su decisión hasta el otoño para garantizar la estabilidad.
Con buenos ojos en España
Sin embargo, fuentes empresariales señalan que ese consejo fue emitido por compañías que tienen más negocio fuera que dentro de España y que, por tanto, se encuentran en una posición privilegiada.
Por el contrario, las empresas con mayor dependencia del mercado interior sí veían con buenos ojos que Zapatero confirmara su renuncia para agilizar la transición hacia una nueva etapa económica. Entre los analistas, esta visión resulta válida.
"Cualquier cambio en la política española sería valorado en el exterior porque se vincula a Zapatero con los graves errores cometidos en materia económica", juzga el catedrático de Economía Juan Velarde.
Una cosa menos
Alberto Matellán, director de estrategia y macroeconomía de Inverseguros, considera que los mercados podrían acoger el anuncio con serenidad. "Hasta cierto punto puede generar una mayor confianza porque despeja una de las incógnitas existentes, consistente en si Zapatería se presentaría o no", comenta.
Con respecto a la reacción de los inversores, la atención se centrará en la evolución de la prima de riesgo, es decir, la rentabilidad adicional que exige el mercado a los bonos españoles a 10 años sobre los alemanes con igual vencimiento.
En palabras del propio Zapatero, esta referencia se ha convertido en el "marcapasos" que calibra diariamente la situación española. El viernes se despidió en los 194 puntos básicos -ó 1,94 puntos porcentuales-, con lo que permanece casi 90 puntos básicos por debajo de los máximos que alcanzó en noviembre de 2010 tras el rescate de Irlanda. Eso sí, la brecha actual entre los bonos españoles y los bunds germanos supera en 24,5 veces la que estaba vigente en marzo de 2004, cuando llegó a la Moncloa.
Trabajo por delante
No obstante, los expertos tienen claro que, más allá de la primera impresión, la verdadera clave radicará en llevar a buen puerto las reformas activadas. "Lo relevante no es el nombre de quien acometa las medidas, sino mantener el programa de reformas", asegura Alberto Matellán.
"Lo importante es no cambiar mucho la hoja de ruta y seguir adelante con la consolidación presupuestaria, acabar las medidas que están en marcha y reformar el sistema financiero", reclama José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. "Considero que el impacto del anuncio es francamente limitado para los mercados, puesto que el camino que debe seguir España está muy marcado por Europa y consiste en seguir con las reformas esté quien esté gobernando.
Ahora bien, los inversores pueden interpretar que Zapatero puede ser más ortodoxo ahora con las reformas porque no tiene un coste de imagen electoral que cuidar", argumenta Juan Ramón Caridad, director en España de Swiss&Global.
A medio camino
Sin embargo, hay quien opina que el anuncio del presidente del Gobierno se ha quedado a medio camino. Para Jorge Jordana, consejero de presidencia en Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), la decisión supone "un alivio mínimo". "Todos dábamos por hecho que no se presentaría. Zapatero ya no es creíble. El verdadero alivio se produciría con unas elecciones anticipadas", sentencia.
Coincide Gregorio Izquierdo, director del servicio de estudios de IEE, en que "hubiera sido más conveniente convocar elecciones anticipadas". A su juicio, hubiera surgido "un Gobierno más legitimado para adoptar las reformas", mientras que la situación actual "no ha resuelto las incertidumbres, debilita al Ejecutivo y abre un frente interno en el PSOE".