La hipoteca, el colegio de los niños, la mensualidad del televisor comprado a plazos, el seguro del coche, la cesta de la compra... La factura mensual de los hogares españoles no ha hecho otra cosa que dispararse en los últimos meses y las consecuencias sobre la economía doméstica empiezan a notarse. Según los datos recopilados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), una familia española tipo apenas puede ahorrar hoy diez de cada cien euros que entran en el hogar cada mes. Hace sólo un año, este porcentaje era del 11,4 por ciento.
Si hubiera que señalar un culpable de este estrechamiento del margen financiero de las familias habría que mirar claramente hacia el euribor. Los datos oficiales hablan de un espectacular incremento del 59,7 por ciento en la cuenta de los intereses que las familias deben abonar y esa escalada no es ajena a la subida del euribor que ha elevado significativamente la factura hipotecaria de las familias españolas.
Y esto ha sucedido en un contexto de incremento de los ingresos. La renta disponible ha aumentado un 4,3 por ciento en los últimos doce meses, gracias a que las retribuciones salariales han avanzado un 6,8 por ciento.
Sin embargo, las familias han gastado más (un 5,9 por ciento) de lo que han ingresado (el ya mencionado 4,3 por ciento) y esto les ha obligado a recurrir al endeudamiento. Principalmente por la compra de vivienda. Esto le ha venido bien a las Administraciones Públicas cuyos ingresos por Patrimonio han crecido un 17 por ciento.
Pero los hogares no son los únicos agentes económicos que tienen números rojos en sus cuentas financieras. La necesidad de financiación de las empresas es de 23.271 millones de euros, lo que supone un 8,7 por ciento del PIB, casi dos puntos más que hace un año.
Fortaleza de la inversión
En el caso de las empresas, el principal factor de este fuerte endeudamiento fue la inversión, que ha alcanzado los 51.250 millones de euros tras crecer un 13,2 por ciento en el segundo trimestre de 2007.
El aumento de los gastos se ha debido, asimismo, a las mayores cargas derivadas del coste de la deuda (por la subida de los tipos de interés) y también a la elevación de la factura fiscal, que creció un 30 por ciento, en parte, también, por el aumento de los beneficios empresariales. Todo ello ha derivado en la reducción de un 1,3 por ciento en la renta disponible de las empresas.
Mientras la deuda de empresas y familias aumenta y su capacidad de ahorro disminuye, las Administraciones Públicas presentan una situación financiera envidiable, con una capacidad de financiación de 4.313 millones de euros, proporcionada por el dinámico crecimiento de los ingresos derivados de los impuestos (9,3 por ciento).
