La crisis ha puesto de manifiesto los gravísimos fallos de un modelo económico que no funciona, Europa se divide en una región de dos velocidades, EEUU es incapaz de generar empleo y los países árabes se han convertido en un polvorín con importantes repercusiones financieras y económicas: aproximadamente dos tercios de las reservas mundiales verificadas de petróleo y casi la mitad de las de gas se encuentran en Oriente Medio.
Y en este torbellino, China, una gran potencia que ha irrumpido con fuerza y mira frente a frente a Barack Obama. Un panorama de incertidumbre en el que, hoy, más que nunca, es necesario saber. Rose Marie Boudeguer, directora del Servicio de Estudios de Consulnor, nos guía por este laberinto. "La economía es la ciencia de las imperfecciones", dice en tono tranquilizador.
¿Estamos en un momento clave en la recuperación de la economía global?
Sí, creo que sí. Todos los países están haciendo grandes esfuerzos para recuperar sus economías. La crisis no ha sido buena para nadie.
Tampoco para España. ¿Qué previsiones hay para 2011?
Se espera todavía un año difícil. Tenemos que refinanciar una deuda importante, los tipos aún estarán muy altos y la tasa de paro es probable que siga creciendo. Pero confío en la industria, el único sector que ha dejado de destruir empleo y que empieza de nuevo a reanimarse, como se está viendo en el norte de España.
¿Qué hemos hecho mal?
El gran problema de España ha sido la gran burbuja inmobiliaria. Nunca fuimos tan ricos como pensábamos. Creíamos que éramos alemanes y hemos vivido unos años por encima de lo posible. Pero hemos vuelto a la realidad: hay que trabajar y producir.
De momento, el Gobierno ya ha hecho los deberes con la firma de un pacto social.
Sí, sin entrar en valoraciones políticas, son reformas que tendrán resultados a medio y largo plazo. Pero en España tenemos un sentimiento pesimista que no hay en otros países. En Alemania y Holanda el fantasma de la crisis está ya lejos. En España hay trabajo, pero estamos en ello.
¿Siguen confiando en España nuestros socios europeos?
Por supuesto. Desde fuera se ve que España tiene recursos, que es un país productivo, en crecimiento, con una apuesta importante por la tecnología...
También miran con recelo la reforma de nuestro sistema financiero.
Pero no todo ha sido negativo. Algunos bancos sí lo han hecho bien y sus fundamentales están muy a la altura de cualquier banco del mundo. En el caso de las cajas de ahorros, su mayor problema ha sido la burbuja inmobiliaria, prestaban demasiado dinero. La posibilidad de que coticen en bolsa evitará todos estos riegos.
¿Nos van a echar del euro?
(Se ríe) Ni nos vamos a ir ni nos van a echar. Nadie quiere que desaparezca el euro, aunque sólo sea por egoísmo. No interesa a nadie. Tampoco a Alemania, un país básicamente exportador.
Esta crisis ha dejado ver la falta de un proyecto común entre los que quieren una unión económica monetaria y los que sólo quieren contar con un mercado único europeo...
Efectivamente, hay problemas porque sólo existe una política, que es la monetaria. Parece que es necesario una política fiscal, pero ésta es más complicada. No obstante, ya ha habido avances como es el control de déficit del 3 por ciento exigido por Bruselas a sus socios.
¿El eje franco-alemán seguirá pilotando la nave?
La economía alemana sobresale. Su PIB ha crecido espectacularmente y ha generado empleo. Allí la crisis ya es historia. Pero Francia va por buen camino y, además, su PIB no depende tanto de las exportaciones.
Fuera de Europa, China ha sido una revelación.
Sí, ahora también se puede decir que cuando China estornuda, el resto del mundo se resfría. Su potencial es tan importante como su población y eso interesa porque pese a lo que se cree, en cuatro años, sus importaciones han aumentado más (93 por ciento) que las exportaciones (64 por ciento).
¿Quitará el liderato a EEUU?
No, EEUU seguirá siendo la primera potencia. Pero ahora hay dos grandes jugadores en el mundo. Todos miramos a China y lo que allí ocurre, nos interesa a todos. A EEUU y a España. Lo que ocurre es que China es como un elefante, que cuando se pone a bailar, el resto se sale de la pista.