Palo y zanahoria. Que ambas cosas repartió ayer Joan Rosell en la reunión de la Junta Directiva de CEOE, en la que fue su primer intervención desde que fue elegido presidente de la patronal.
El palo, de puertas adentro y para los sindicatos. Miembros de la cúpula de la organización empresarial comentaban al término de la reunión que Rosell había pedido a los responsables de todas las federaciones, a las sectoriales y a las territoriales, "máxima firmeza" frente a los sindicatos en la negociación de los convenios.
El mensaje que transmitió el sucesor de Díaz Ferrán es que el momento actual es "importantísimo" para el futuro del país, y el Gobierno sabe ahora, tras recibir las instrucciones de Bruselas, que tiene que alinearse con las propuestas de los empresarios.
Y la zanahoria, cara al público y con destino político. En la rueda de prensa posterior a la Junta Directiva aseguró, con rotundidad, que los empresarios están "dispuestos a quemarse" y a renunciar a algunas de sus exigencias para cerrar un gran pacto para la reforma del sistema de pensiones que incluya al Gobierno, a los agentes sociales y a los partidos políticos.
Los empresarios "somos posibilistas, somos pactistas y sabemos hasta dónde podemos llegar", afirmó un Rosell que no dudó en reconvenir al Partido Popular al pedirle que "mantenga una posición en clave de país y no en clave electoral". Cierto es que, antes, también había mezclado su agradecimiento al Gobierno, por su esfuerzo y voluntad negociadora, con un directo en plena frente del Ejecutivo al afirmar que "hay que terminar de anunciar las reformas y empezar a hacerlas".
Respecto a la negociación colectiva, el dirigente empresarial destacó que la CEOE apuesta por reducir el número de convenios colectivos, "sumándolos y agregándolos", dado que actualmente "muchos no funcionan" y "no tienen realidad práctica". También se mostró a favor de elevar la vida útil de las centrales nucleares afirmando que "no hay que hacer ascos" a esta fuente de energía para reducir los costes de las empresas
