
El euro se ha convertido, muy a su pesar, en una máquina impredecible para viajar por el tiempo.
La moneda única sale de este fin de semana aturdida por la certeza de haber retrocedido de una tacada a las turbulencias que en la primavera pasada la hicieron tambalearse; y con la incertidumbre de si el viaje al pasado no amenaza una vez más -desde la sonada quiebra hace dos años de Lehman Brothers- con catapultarnos a la Gran Depresión de 1929.
La crisis de la deuda pública conjuró ayer tres espíritus. El fantasma de que Grecia necesite más tiempo del previsto para reembolsar los préstamos con los que sus socios de la zona euro y el Fondo Monetario Internacional (FMI) evitaron su quiebra en mayo. El demonio de que Portugal abandone Eurolandia. Y la maldición de que sólo una poción condimentada con 60.000/ 80.000 millones de euros sane a Irlanda y evite el contagio.
Cifras de déficit definitivas
El primer ministro griego, el socialista George Papandreu, desveló en el dominical Proto Zema que "está sobre la mesa" una posible ampliación del plazo para que Atenas devuelva los 110.000 millones de euros puestos a su disposición durante tres años.
Eurostat prevé presentar hoy la cifra definitiva del déficit griego en 2009. Se espera que supere el 15% del PIB, frente al cálculo del 12,7% de Atenas a principios de año, y las cuentas de Bruselas, que lo elevaban primero al 13,6 y luego al 14,1%. El periodo electoral que ayer se cerraba con la segunda ronda de las locales sumó incertidumbre.
En Portugal, Luis Amado, ministro luso de Exteriores, instó este fin de semana vía el semanario Expresso a resolver la inestabilidad económica y política del país mediante la formación de un Gobierno de coalición entre la oposición y el actual Ejecutivo en minoría. Objetivo: restaurar la confianza del mercado en el Estado. De lo contrario, anunció que la "alternativa" para superar esta coyuntura "extrema" sería "abandonar el euro".
Por otra parte, el Gobierno de Irlanda aún negaba que negociara con Bruselas un plan de rescate similar al griego, y mantenía que dispone de financiación hasta mediados de 2011.
Pero se multiplican los interesados en ejecutar un salvamento que despeje las dudas del mercado sobre la eficacia del euro fondo de rescate de países en apuros. Bancos británicos y franceses como Royal Bank of Scotland, Crédit Agricole, HSBC o BNP Paribas están entre los más expuestos al bono irlandés.
Portugal, España e Italia también temen otra estampida del mercado. Y el Banco Central Europeo (BCE) preferiría liberarse de la carga de comprar deuda, y pasar al mecanismo de estabilización de países del euro la responsabilidad de actuar para calmar a los inversores. Mañana, los ministros europeos de Economía volverán a reunirse. Entretanto, el FMI dio ayer una píldora de optimismo sobre Islandia, cuya situación, dijo, "se estabiliza".