Santiago Herrero (Sevilla, 1947), presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) desde 2002, inicia esta semana su gira electoral por toda España. Se presenta candidato a la presidencia de la CEOE y sólo contempla un escenario: ser presidente. Bromea con una maqueta del AVE -"es mi hábitat natural", dice con sorna- con el que Madrid está más cerca de Sevilla desde 1992. Su agenda está a reventar. Casualmente ayer compartió en la capital andaluza mesa y conversación en un foro con Mariano Rajoy, justo cuando los vientos de las encuestas anuncian una derrota histórica del PSOE andaluz. Aficionado a la caza, duro negociador, fan del Sevilla FC, cree que esta segunda vez lo conseguirá, que será presidente de la CEOE.
P: Acláreme, por favor, si la CEA tiene intereses que le impiden ser más crítica con el Gobierno socialista. ¿No son muy dóciles?
R: La CEA es absolutamente autónoma e independiente de grupos y de poderes. Bajo mi presidencia, su obligación es convenir con el Gobierno cuando encuentra actuaciones que abran las expectativas de la iniciativa privada. Discrepamos cuando las circunstancias lo hacen necesario y dialogamos siempre con la oposición. Es lo que hago. El único problema es que en esta comunidad, durante 25 años, no ha habido alternancia de Gobierno y se buscan imputaciones, todo se justifica de otra manera.
P: ¿Le vienen mal o bien los comentarios y alabanzas que recibe desde el PSOE, en concreto del presidente Griñán?
R: En teoría, me vienen mal, no sé si pretenden apoyarme o hundirme. Es uno de los estigmas que en estos momentos me tienen colocado. Cualquiera que me conozca sabe cómo soy, quién soy y a qué respondo, personal e instituciona- lmente.
P: Por ahora, hay tres candidatos a la presidencia de la CEOE, ¿qué opina de sus dos rivales?
R: A todos nos tienen puesto algún estigma, y algunos lo tienen más fácil que otros para desvestirse. No los considero rivales, tengo una magnífica relación con ellos y creo que cada uno ofrece un perfil. Los tres hemos manifestado que buscamos llegar a un consenso en su caso y en eso estaremos en algún momento de este largo proceso electoral.
P: Ha sido y es responsable de relaciones laborales en la CEOE, pero las cosas han ido muy mal, todo un desastre.
R: Las organizaciones se justifican firmando acuerdos y negándose a la firma de los inconvenientes. Nada de lo que ha estado en la mesa de la reforma del mercado laboral ha merecido en ningún momento la posibilidad de firma por parte de la organización empresarial. El problema era de suficiencia, nada del decreto nos parecía suficiente.
P: ¿En los últimos días se han arrojado toda suerte de dudas sobre la financiación, recursos y cifras de la CEOE. Si es presidente, habrá más transparencia?
R: Muchas veces hay envoltorios falsos de dialécticas subjetivas. Son temas que se plantean siempre por posiciones más o menos interesadas. Nuestra organización debe ser transparente, no hay ningún problema en ello y, en el futuro, esa transparencia tendrá que presidir las actuaciones de la organización.
P: ¿Le parece serio el papel jugado por los sindicatos? ¿No está el modelo agotado a juzgar por respuestas que han recibido?
R: Yo creo que todos debemos hacer un esfuerzo, los sindicatos y las organizaciones empresariales, por adaptar nuestras actuaciones al siglo y las circunstancias en las que vivimos ahora. Y por eso he dicho que en la CEOE hay muchas cosas que cambiar, que hace falta continuidad, pero no continuismo. Prácticamente, en estos momentos hay que recrear la CEOE y probablemente, por tanto, haya que recrear también los sindicatos.
P: ¿En que consisten los cambios básicos que necesita la CEOE?
R: El cambio esencial debe ser el de un gobierno colegial porque no se entiende que una organización que representa a las empresas no se parezca a ellas en su actuación. Los gobiernos personalistas, presidencialistas, no se entienden en los mercados. Hay que aplicar criterios empresariales al gobierno de la organización y el gobierno colegiado es el futuro.
P: ¿Por qué no forzaron antes la salida de Díaz Ferrán? Han perdido mucha influencia y tiempo en momentos decisivos...
R: Hemos perdido mucha influencia en momentos esenciales para la economía. Nos hemos sumido en una crisis institucional que nos ha impedido ser un referente. Hay que recuperar eso, el liderazgo, estamos en la mayor crisis desde el momento fundacional. Hay empresas que no se sienten representadas. Quizás todos hemos sido excesivamente prudentes.