
Si en los 80 Cataluña presumía de motor ecómico, hoy sufre la desintegración de su fuerte entramado de pymes y acusa el mal de la deslocalización.
La economía catalana decreció un 4% el año pasado y la actividad indutrial se contrajo un 12,7%, según publica este domingo el suplemento Mercados del diario El Mundo. Al mismo tiempo, en 2009 los ERE aumentaron un 53% con respecto al año anterior, cuadriplicando, por ejemplo, los registrados en Madrid en idéntico periodo de tiempo.
De las 5.000 empresas cerradas en la región en los últimos dos años, el 78% eran fabriles, siendo el sector textil -pymes en su mayoría-, con 1.229 cierres, el más afectado, siempre según el diario de Unidad Editorial.
Entre las causas de esta considerable destrucción de empresas, los críticos con el Gobierno Tripartito de la Generalitat esgrimen que a los problemas de liquidez que han tenido muchas firmas hay que sumarle la falta de reacción de los gobernantes como motivos fundamentales de la sangría.
Deslocalización
Por otra parte, la fuga de grandes empresas durante la última década, en busca de una producción más barata fuera de Cataluña, ha tenido también mucho que ver tanto en el aumento de la cifra de parados como en el hundimiento de muchas pymes, proveedoras de esos importantes grupos huidos.
La primera en poner pies en polvorosa fue Philips, en 2003. La última, hace unos días, ha sido Sony. Entre medias, Samsung, Panasonic, Lámparas 7, Braun también echaron el cierre y, de paso, finiquitaron prácticamente un boyante sector de la electrónica que tanto ayudaba a tirar de la economía regional.
Otro sector clave como es el automovilístico ha atravesado también momentos muy difíciles: Pirelli cerró y Nissan amenaza con trasladarse a Tánger, mientras un emblema como Seat se ha tambaleado y una gran esperanza para este sector de cara al futuro, la china Chery, no acaba de llegar.