Durante su rueda de prensa en la sala Este de la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha dejado claro que no beneficiará bajo ninguna circunstancia a aquellas multinacionales que han trasladado su mano de obra fuera del país.
Sin embargo, antes de señalar con el dedo al parte del corporate norteamericano y seguir enemistándose con patronales como la Cámara de Comercio estadounidense, el mandatario quizás tendría que revisar sus presiones sobre el gobierno de Pekín y sus intentos por revalorizar su moneda.
Según señalaba el pasado 8 de septiembre el economista internacional, Robert Scott, en un editorial publicado por el Huffington Post, que tres meses después del compromiso anunciado por China, días antes de la reunión del G20 en Canadá, la tímida subida en el valor del yuan es inaceptable.
Scott, cuyos análisis sobre la divisa asiática han demostrado la manipulación de la misma así como el abaratamiento artidicial de sus productos, "demuestra que China no se tomará en serio la revaluación de su moneda hasta que sea presionada con sanciones comerciales".
No afectará al déficit comercial
Hace un par de semana, el New York Times publicaba un editorial en el que explicaba que un encarecimiento del yuan, no tendría impacto en el déficit comercial de EEUU.
Sin embargo, Scott contestaba a este hecho al afirmar que la brecha comercial norteamericana con el país asiático ha desplazado 2,4 millones de empleos estadounidenses entre 2001 y 2008. Para el economista "la manipulación de la moneda china es una enfermedad que ataca el núcleo de la economía de EEUU y pone en peligro la recuperación economica global".
Esta semana se daba a conocer que el secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, presentará la posición del Gobierno estadounidense sobre lo que el país debería hacer para presionar a China a que reforme sus prácticas cambiarias en una audiencia el próximo 16 de septiembre. El anuncio coincidió con los datos comerciales del pasado jueves mostraron que, aunque el déficit comercial de Estados Unidos con China cayó casi un 1% en julio, registraron un alza del 18 por ciento mayor durante los primeros siete meses del año.
Con las elecciones al Congreso a la vuelta de la esquina, los legisladores estadounidenses podrían aprobar una ley que prevea mecanismos para compensar a las empresas norteamericana por los efectos negativos de un yuan barato.