Economía

"Hay que esperar años para ver si funciona la reforma laboral"

El texto complica aún más la normativa española: "Será un filón para los abogados"

"Es una bazofia de reforma", asegura el economista Lorenzo Bernaldo de Quirós, presidente de Freemarket, tras examinar el Real Decreto-Ley, que entró ayer en vigor. La reforma laboral, que fue anunciada por el Gobierno como "la mayor reforma de los últimos veinte años", no ha sido muy bien acogida por los expertos consultados. "Hay algunos temas que van en la dirección adecuada, pero su traslado a la realidad no va a ser muy exitoso", afirma José Ramón Pin, profesor del IESE. Opinión que comparte el socio de Garrigues y abogado especialista en laboral, Federico Durán, que cree que es "muy poca cosa. No es la referencia sustancial que dicen y mucho menos más sustancial que la de 1994".

Al poco calado de la reforma se suma "la tardanza", explica el presidente de honor de Sagardoy, José Antonio Sagardoy, que considera que hubiera tenido más impacto si se hubiera realizado en 2008. Asimismo, "se ha quedado en una parcela muy técnica y, por supuesto, ésta no es la reforma, sino una más, que tendrá que verse acompañada con la de la negociación colectiva, la de las pensiones y con más formación", explica el director del Instituto Internacional de Cuatrecasas, Fernando Moreno.

La mayoría de los analistas ven algunos avances, pero consideran que se han realizado aportando todavía más complejidad al Estatuto de los Trabajadores, que ya es bastante gravoso. "Los que van a sacar tajada son los abogados laboralistas", añade Pin.

Demasiadas carencias

En cuanto al contenido, para Bernaldo de Quirós, el texto tiene tres carencias básicas: la desjudicialización de las rescisiones de los contratos, las cotizaciones sociales y la negociación colectiva. Por lo que, "la música de la reforma no se ve contemplada en la letra", añade.

Según el director de Estudios del IEE, Gregorio Izquierdo, "se avanza en la flexibilidad al ampliar algo el contrato de los 33 días y modificar las causas de despido objetivo". Aun así, para poder despedir de forma objetiva y por un coste menor, el juez continúa siendo quien interpreta y decide, cuestión que no elimina la incertidumbre de los empresarios a la hora de contratar, afirma Durán. Y es que hasta dentro de varios años no se conocerá el impacto de esta reforma, comparten los expertos.

De todas maneras, si el despido objetivo no llegara a funcionar, el coste del despido, pese a la casi generalización del contrato de 33 días, "sigue siendo el más alto de Europa", afirma Sagardoy. Además, las indemnizaciones adquieren un halo de dificultad, ya que el Fogasa será quien pague 8 días de salario.

Pero, el texto no explica cómo se va a neutralizar este sobrecoste. Aunque sólo pagará los nuevos contratos, esto "puede provocar un problema de financiación. ¿Y si se agota el excedente que tiene? ¿Unas empresas financiarán a otras?", destaca Durán.

A este respecto, Pin explica que si esto se produce y si suben las cuotas, los trabajadores serán quienes cobren menos, porque la empresa calculará los costes laborales a la hora de determinar sus salario.

En conclusión, para Juan Antonio Sagardoy, la reforma se centra casi exclusivamente en abaratar los despidos lo que "a corto plazo puede incrementar los ceses". Acción que no se ve compensada con ningún aliciente a la contratación, es más, se encarece el despido temporal hasta los 12 días, aunque a partir de 2012. La percepción general es que la reforma no aumentará el empleo por sí sola.

La gran olvidada: la flexibilidad

"Es una de las faltas mayores", según coinciden varios técnicos. Bernaldo de Quirós considera que se debería haber generalizado el descuelgue, descentralizado la negociación y eliminado la ultraactividad de los convenios para que no se extiendan en el tiempo eternamente.

Pero, la única novedad es una escasa modificación en los descuelgues, que "una vez en la práctica no se verá reflejado", señala Izquierdo. El problema es que los convenios siguen teniendo carácter normativo y, aunque las condiciones de descuelgue se hayan modificado ligeramente, "cada convenio fija las condiciones exactas para para desvincularse a éste y suelen ser muy gravosas", explica Moreno. Por lo que, si no hay acuerdo con los trabajadores, aunque se haya incluido un arbitraje voluntario, la empresa permanecerá en ese "corsé de hierro", afirma Sagardoy. La solución: que las empresas puedan acogerse y descolgarse de los convenios de forma voluntaria y que su convenio individual fije las causas concretas para que éste quede invalidado.

Otra carencia relevante de la reforma laboral es la consideración de una pequeña empresa como si fuera igual que una gran empresa. Según Federico Durán, "es necesario que las pymes contraten y despidan como quieran".

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