
La crisis de liderazgo que carcome el Banco Mundial desde que su actual presidente, Paul Wolfowitz, se viera inmiscuido en el conflicto de intereses provocado por la reubicación y abultada subida de sueldo de su novia, Shaha Riza, alcanzó ayer su punto álgido.
El comité del organismo encargado de investigar el caso señaló en su informe que Wolfowitz violó las normas del banco y recomendó que la dirección del mismo, compuesta por 24 países, debe considerar ahora "si Wolfowitz será capaz de brindar el liderazgo necesario para asegurar que el banco continúe operando a su máxima capacidad posible para lograr su misión".
Jueves: la fecha tope
Según el documento, "el incremento de salario que la señorita Riza recibió bajo la dirección del señor Wolfowitz excedió el rango establecido por la Regla 6.01". Cabe recordar que el contrato de Wolfowitz exige que el capitán del banco se acoja al Código de Conducta para funcionarios de la junta directiva y que evite cualquier conflicto de intereses.
Aunque el informe no pide su dimisión, está previsto que este comité decida sobre el futuro de Wolfowitz antes del jueves. Al cierre de esta edición estaba previsto que el máximo responsable del banco se enfrentara a última hora de ayer al cara a cara definitivo contra el consejo ejecutivo de la entidad.
Aunque su salida requiere el voto de al menos 13 de los 24 países representados en la dirección, desde EEUU se seguía defendiendo a Wolfowitz. El secretario del Tesoro, Henry Paulson, definió las circunstancias que han rodeado a este escándalo como "aisladas" y culpó a la falta de comunicación de lo sucedido. En la misma línea, el presidente Bush, a través de su portavoz, Tony Snow, aseguró que no había motivos para la salida del que fuera artífice de la guerra en Irak. "Reconocemos que ha cometido errores y eso es obvio", comentó, para luego añadir que éstos "no justifican su posible dimisión".
Tensión con Europa
Una vez más, el ex halcón estadounidense se erige como el arma arrojadiza entre dos potencias mundiales como son Europa y EEUU. Este choque entre los principales donantes de la agencia podría poner en peligro la necesidad del banco de recaudar cerca de 28.000 millones de dólares para poder luchar contra la pobreza mundial durante los próximos tres años. Aún así, este enfrentamiento es una herencia histórica del organismo, que implícitamente siempre ha estado dirigido por un individuo designado por el Gobierno norteamericano de turno.
Los países de la UE, encabezados por Francia, Alemania y Reino Unido, pedían ayer que el Banco Mundial tome una decisión "rápida" sobre el futuro de su presidente para "salvaguardar la credibilidad" de la institución. La ministra de Desarrollo de Alemania, Heidemarie Wieczorek-Zeul, exigió que "como ministros de Desarrollo queremos un Banco Mundial fuerte y un presidente fuerte para apoyar negociaciones sobre créditos blandos o condonaciones de deuda". La carta enviada hace más o menos un mes por 37 de los directores regionales de la entidad dejaba claro que "esta crisis de liderazgo había dañado la imagen y efectividad del banco".
Pero hay que tener en cuenta que EEUU es el país con más peso dentro del consejo del banco, con un 16 por ciento de los votos totales. A continuación le sigue Japón, gran aliado norteamericano, con un 8 por ciento, seguido de Alemania, Francia y Reino Unido con un 4 por ciento de los votos cada uno.
El duro tono del informe entregado a los 24 miembros del consejo ha acorralado al ejecutivo del banco, que se debate entre la opción de despedir a Wolfowitz o simplemente amonestarle por lo sucedido. Informes publicados en la prensa estadounidense el pasado fin de semana indican que el Comité se inclinaría por emitir un voto de no confianza, lo que haría difícil, por no decir imposible, la permanencia de Wolfowitz al frente de la institución. Además, se barajan ya varios nombres para sustituirle en el cargo.
Lo cierto es que ningún presidente del banco ha sido despedido desde la creación de la organización en 1944, y que Wolfowitz no ha cancelado, de momento, sus planes de viajar a Alemania y Eslovenia a finales de esta semana.