
El Fondo Monetario Internacional (FMI) piensa supervisar la puesta en práctica del plan de ajuste para Grecia durante toda una década y permanecer en el país hasta que éste de frutos, según la revista alemana "Der Spiegel".
"El FMI se está preparado para permanecer en el país diez años hasta que las reformas económicas concluyan y den frutos", escribe la revista en un artículo sobre la crisis griega.
Según el mismo artículo, en el peor de los casos Grecia -según cálculos de los expertos del FMI- necesitará durante los próximos tres años un total de 150.000 millones de euros lo que supera con creces los 45.000 millones contemplados hasta ahora por el plan de ayuda europeo.
Se espera que el plan de ajuste griego termine de negociarse este fin de semana.
Grecia espera que sea suficiente
Por su parte, Grecia espera que sus medidas de austeridad sean suficientes para evitar el impago de deuda, según lo expresado por el viceprimer ministro griego, Theodoros Pangalos, quien restó importancia a las protestas masivas que tendrán lugar hoy, Día Internacional del Trabajo, en el país heleno.
"Las medidas de austeridad serán eficaces para evitar el impago", garantizó Pangalos durante su presencia en la Expo de Shangai (China) en un día en el que, además, la Comisión Europea espera finiquitar la negociación del plan de rescate griego con vistas a su aprobación mañana domingo.
Las medidas de austeridad griegas pasan por recortar su déficit presupuestario en 24.000 millones de euros para exprimir al máximo las posibilidades que ofrece el paquete de rescate de la UE y el Fondo Monetario Internacional, estimado en 120.000 millones de euros.
La escala del recorte ha enfurecido a los sindicatos griegos y, por extensión, a la opinión pública: según una encuesta publicada ayer por el diario 'Proto Thema', más de la mitad de la población saldría a la calle si el Gobierno aprobara estas medidas. Pangalos, sin embargo, confió en que las protestas cesarían una vez se asegurara a la población que las medidas de austeridad son eficaces.
"Las protestas y las huelgas son normales en una democracia. Es normal que la gente no está contenta. Prestaremos ayuda intentando persuadir a la gente y presentando nuevas estrategias", aseguró el viceprimer ministro.