
Divorciarse es un trauma, pero si además, igual que le ha ocurrido recientemente a Ecclestone, el divorcio supone un fuerte desembolso, la separación deviene en una frustración imborrable que deja huella en las cuentas. En España, Amancio Ortega, Fernández Tapias o José Frade, son claros ejemplos. Pero hay más.
En marzo del año pasado, tras más de 25 años de matrimonio, el patrón del Formula 1, Bernie Ecclestone, y la ex modelo croata, rompían su relación. La fractura significó un divorcio a favor de la esposa de 670 millones. Forbes estima en 3.000 millones la fortuna del rico empresario.
Rupert Murdoch, casada con Anna Torv, cuando puso fin a su relación se dejó por el camino 1.300 millones de dólares. Adiós a la que durante tiempo fue una de su empleadas, adiós también a una relevante suma.
El español Amancio Ortega podría ocupar el primer puesto patrio. El dueño de Zara tuvo que dar a su primera esposa 600 millones de concepto de divorcio amén del 30% de las acciones de Inditex que fueron a parar a Rosalía.
Michael Jordan, estrella de baloncesto, casado durante 18 años con Juanita, tuvo que segregar 123 millones de su fortuna, una fortuna acumulada durante una brillante carrera en las canchas.
Cerca de 62 millones cobró Nicole Kidman por su divorcio con Tom Cruise. Claro que, el actor de Hollywood se quedó con el resto y con el rancho que la pareja poseía en Telluride, Colorado.
La artista Madonna engrosa esta lista donde se encuentran, tal y como publica este sábado La Otra Crónica de El Mundo, los 25 divorcios más ruinosos de la historia. Dicen los rumores que la cantante tuvo que darle al director de cine, otrora esposo, Guy Ritchie, 55 millones.
El naviero Fernando Fernández Tapias no pudo negarle a su segunda esposa, Juan García Courel, 12 millones de euros, además de propiedades inmobiliarias. La misma cantidad fue la que se barajó en los divorcios de las Klopowitz y los Albertos. El dinero fue a parar a manos de los ínclitos primos.