
Zapatero le otorga el papel de hombre fuerte del Gobierno para resolver los asuntos más polémicos. La Xunta aprovecha su tirón para forzar una fusión de las dos entidades de la Comunidad.
Se acabaron los paños calientes. El ministro de Fomento, José Blanco, ha decidido tomar las riendas para llevar a buen puerto dos de las patatas calientes que tiene el Gobierno ahora mismo sobre la mesa: la ley de cajas gallega y el IVA que afecta al sector hotelero.
Tras haber conseguido una espectacular alza de su imagen pública por haber resuelto con contundencia el conflicto con los controladores aéreos, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha decidido conferirle la negociación de dos de los asuntos que más quebraderos de cabeza podría plantear el Ejecutivo durante los próximos meses.
Según aseguran en fuentes políticas regionales, el ministro de Fomento consolida aún más su imagen como figura emergente del Gobierno, al implicarse directamente en el conflicto que mantienen la Xunta de Galicia y el secretario de Estado de Cooperación Territorial, Gaspar Zarrías, sobre la ley de cajas gallegas, que el Ejecutivo mantiene recurrida en el Tribunal Constitucional.
Las mismas fuentes desvelaron a elEconomista diversos contactos entre el propio ministro de Fomento y el presidente de la Xunta durante las últimas semanas, en los que se abordó el recurso a la ley gallega de cajas.
Encuentros Feijóo-Blanco
Entre los más recientes se encuentra una visita de Blanco a Galicia durante un fin de semana, y más lejana en el tiempo, el pasado 1 de febrero, con motivo de una reunión sobre el futuro Ave a Galicia en la que Feijóo le explicó su preocupación por la posible pérdida de las cajas gallegas y que, al parecer, consiguió la promesa de que "le echaría una mano en su empeño de preservar las cajas en Galicia", según aseguran fuentes conocedoras del desarrollo de ese encuentro.
Dentro del plano oficial, desde Galicia admiten conversaciones de Feijóo con el Gobierno central aunque eluden nombrar a los interlocutores. Sin embargo, desde el entorno de Blanco se desmarcan de esos contactos y aseguran que el ministro de Fomento "lleva sin hablar con el presidente gallego desde el mes de enero".
Tanto en fuentes políticas como financieras, la coincidencia es alta en que José Blanco ha decidido arremangarse en este asunto, dejando al número dos del Ministerio que dirige Manuel Chaves en un segundo plano.
Algo parecido ha ocurrido con el Departamento que dirige Miguel Sebastián. El Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, junto con el de Economía y Hacienda, serían los responsables de una negociación directa sobre el IVA reducido para el sector hotelero, sin embargo, fue el propio Blanco el que volvió a tomar las riendas de esa negociación, aprovechando un encuentro con el sector para comprometerse a estudiar una serie de medidas fiscales para el sector, tal y como sostienen desde diversas asociaciones hoteleras .
Blanco se comprometió a estudiar esas reformas aunque, siempre según el relato de las agrupaciones hoteleras, aquellas promesas se diluyeron como un azucarillo una semana más tarde. Fue, entonces, el propio ministro de Fomento el que comunicó personalmente la dificultad de aplicar una serie de ventajas al sector, a la vez que les avanzaba que el Gobierno tenía previsto estudiar otras fórmulas para paliar la subida del IVA prevista para el segundo semestre del año, periodo álgido de la temporada turística para el sector en España.
Peso político
Sobre lo que existe un amplio consenso en los diversos sectores consultados por este periódico es en el despegue meteórico del ministro de Fomento, que recibió un fuerte espaldarazo tras la férrea negociación que mantuvo con los controladores aéreos y por cuya actuación recibió numerosos parabienes, incluso, desde los partidos de la oposición.
Su peso político también se vio aumentado tras adoptar un papel destacado en la denominada troika, que intentó consensuar con los partidos políticos del arco parlamentario una serie de medidas frente a la crisis económica. Blanco compartió sillón con la ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, y el ministro Industria, Comercio y Turismo, Miguel Sebastián, aunque a él se le otorgó uno de los papeles más relevantes en ese grupo. Tal es el avance político del ministro de Fomento y uno de los hombres fuertes de la ejecutiva nacional del Partido Socialista que entre las quinielas a la sucesión del presidente del Gobierno empieza a sonar entre los mejor situados.