El conservador portugués José Manuel Durao Barroso, recién reelegido presidente de la Comisión Europea, ya empieza a tener claro el reparto de carteras entre los comisarios europeos para la legislatura 2009-2014. Y si las pistas que ha dejado correr por los pasillos de Bruselas no dan un vuelco en las próximas horas o días ?pistas que han explicado a elEconomista fuentes comunitarias?, el socialista español Joaquín Almunia, actual comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, acaricia el puesto con más poder: Competencia.
La cartera de Competencia es la única en la que el Ejecutivo comunitario tiene de verdad poderes ejecutivos. Bruselas es el sheriff máximo de la competencia en la UE. Y como tal, su comisario puede vetar o condicionar fusiones de dimensión internacional; imponer mega multas a las empresas que se compinchan en cárteles para inflar los precios y timar a sus clientes; o sancionar a las que abusan de su posición dominante en el mercado.
El Gobierno español reclama que Almunia obtenga una de las carteras económicas con más poder, y la de Competencia entra de sobra en esta definición. Además, José Luis Rodríguez Zapatero amortiguaría el impacto de los continuos mensajes de alerta sobre la gravedad de la crisis española que, como comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Almunia está obligado a lanzar.
La resonancia mediática y el desgaste de los mismos en España será menor si no los emite un compatriota y correligionario del Gobierno.
Rotación de comisarios
Barroso también se ha planteado mantener a Almunia en su cartera actual, entre otras cosas para no cambiar al titular de Economía en plena gestión de la crisis. Pero esa opción parece perder fuerza por diferentes motivos. Porque para asentar su autoridad sobre sus comisarios, prefiere cambiarlos de cartera para que no se duerman en los laureles.
Hay una regla no escrita que dice que, salvo excepciones, un comisario que repite mandato debe rotar. Y porque la ortodoxa Angela Merkel, la canciller alemana, quiere que Asuntos Económicos y Monetarios vaya al próximo comisario alemán para apretar desde Berlín las clavijas a los países que incumplan más descaradamente el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE, y pongan más en peligro la credibilidad del euro al no controlar su déficit y su deuda pública.
Barroso también había pensado mantener a buena parte de sus comisarios en sus carteras para garantizar que conocieran bien sus dominios, y evitar que el Parlamento Europeo los rechace. Pero la Eurocámara no los examinará hasta mediados de enero, de manera que aunque cambien de competencias tendrán tiempo de estudiar las nuevas para pasar el examen obligatorio ante los eurodiputados.
El presidente de la Comisión mantendrá a Almunia en una cartera económica relevante porque confía en él; porque le debe un gran favor a Zapatero, que apoyó su reelección pese a tener que desmarcarse para ello del frente común que los eurosocialistas intentaban formar contra el conservador luso; y porque tendrá pocos comisarios socialistas y si no les concede carteras relevantes, tendrá en su contra durante los cinco años de legislatura a los eurodiputados socialistas, la segunda fuerza política del Parlamento Europeo.
El núcleo duro de la futura Bruselas
Para el núcleo duro de la próxima Comisión Europea también suena la Luxemburguesa Viviane Reding, actual comisaria de telecos. Reding ha pedido públicamente seguir en su cartera, pero Barroso se plantea colocarla en Mercado Interior para que vele por la libre circulación en el mercado único europeo. Para ganar vocaciones europeístas entre los ciudadanos de a pie, Reding podría sumar a Mercado Interior las competencias de Protección de Consumidores. Ella es quien en esta legislatura ha legislado para imponer una rebaja en las tarifas por usar el teléfono móvil en el extranjero, una de las iniciativas más populares de Bruselas.
Francia también aspira a Mercado Interior, sobre todo porque desde esta cartera podría llevar las riendas de la reforma de la reglamentación y la supervisión de las finanzas. Pero países como Reino Unido y Luxemburgo, dos de los centros financieros en la UE, rechazan que estas competencias sean para un francés jacobino. De manera que Barroso sopesa compensar a Francia con Comercio: otra de las carteras en la que la Comisión Europea tiene más poder frente a los Estados miembros, ya que Bruselas disfruta del monopolio de representar al bloque comunitario en las negociaciones internacionales de libre comercio.
La reglamentación y la supervisión financiera se desgajaría de Mercado Interior, de manera que no estaría en manos de Viviane Reding, y sería entregada al futuro comisario holandés.
Energía podría ser adjudicada al futuro comisario polaco; Transportes, al letón Andris Piebalgs, actual comisario de Energía; Empresa e Industria reformularía su nombre y sería para el italiano Antonio Tajani, actual comisario de Transportes; y los próximos comisarios de Dinamarca y Suecia se repartirían Medio Ambiente y Cambio Climático.
Reino Unido, por su parte, amarró la semana pasada que la baronesa laborista Catherine Ashton, actual comisaria europea de Comercio, sea la alta representante de la política exterior de la UE. Cargo que conlleva una de las vicepresidencias de la Comisión Europea.