El tira y afloja de la negociación presupuestaria para conseguir el máximo respaldo a las cuentas del Estado empieza a descoser los hilvanes con que se sujetaba el proyecto de reforma fiscal del Gobierno, que se desgarra por las costuras de la deducción de los 400 euros en el IRPF y de la fiscalidad de las rentas más altas.
Ambas cuestiones son las condiciones que los grupos parlamentarios de la izquierda exigen como contrapartida para apoyar la ley presupuestaria, y de ellas el PSOE habría accedido ya a mantener, para determinados colectivos, la deducción de 400 euros en el IRPF que se suprimía en el proyecto inicial del Gobierno.
En principio, fuentes parlamentarias confirman que esta deducción se rescataría sólo para mileuristas y las rentas más bajas, incluyendo también en este último grupo a los pensionistas.
Las fuentes consultadas aseguran que "la decisión está tomada" y ahora se trata de "hacer números" para determinar los topes de renta sobre los que se aplicaría la medida y el coste de la misma que, en medios próximos al Gobierno, se estima que no será excesivo dado que las rentas inferiores a 22.000 euros anuales no están obligadas a hacer la declaración de la renta y que la deducción final es proporcional a la renta declarada.
Penalizar las rentas altas
En principio, la opción de gravar más a las sicav gusta tanto en el Grupo Parlamentario como en la sede socialista de Ferraz, desde donde se está presionando al Ministerio de Economía para que reconsidere su postura de no tocar a estas sociedades de inversión.
Desde el punto de vista del partido no se ha renunciado, sin embargo, al objetivo inicial de gravar más a las rentas más altas, por lo que si no se tocan finalmente las sicav, se está estudiando la posibilidad de incrementar los tramos de tributación para las rentas del capital, de forma que las grandes fortunas tributen por encima del 21% que el proyecto del Gobierno ha fijado para las plusvalías superiores a 6.000 euros.
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Los ofrecimientos del PSOE a Izquierda Unida
