
El Banco Central Europeo (BCE) considera que la Eurozona no registrará tasas positivas de crecimiento hasta medidados de 2010 y espera que la inflación se mantenga bajo control. Aunque la entidad desvela sus preocupaciones para advertir de que estas previsiones corren el riesgo de no cumplirse.
"Sigue existiendo preocupación de que la espiral de reacciones adversas entre la economía real y las turbulencias de los mercados financieros pudiera tener mayor intensidad y duración de lo esperado y de que se produzcan nuevos aumentos de los precios del petróleo y otras materias primas, una intensificación de las presiones proteccionistas, una evolución de los mercados de trabajo cada vez más desfavorable y, por último, una evolución adversa de la economía mundial derivada de una corrección desordenada de los desequilibrios mundiales", desvela el BCE en su boletín mensual correspondiente a julio.
Previsiones de crecimiento
La entidad presidida por Jean-Claude Triche indica que los últimos datos publicados muestran que es probable que la actividad económica se mantenga débil durante el resto del 2009, "aunque su ritmo de descenso debería ser menos acusado que el registrado en el primer trimestre del año".
A pesar de que la caída de la actividad se frene, el BCE advierte de que habrá efectos adversos retardados, "como la continuación del deterioro de los mercados de trabajo, que posiblemente se materialicen durante los próximos meses".
Respecto al 2010, el organismo emisor prevé que tras una fase de estabilización, se produzca una recuperación gradual, con tasas de crecimiento intertrimestral positivas hacia mediados de año.
Y es que a pesar de los mencionados miedos, Trichet y compañía se muestran moderadamente optimistas con la economía y los impulsos que esta recibe de los planes de estímulo de los gobiernos. "En opinión del Consejo de Gobierno, los riesgos para las perspectivas económicas están equilibrados. En cuanto a los aspectos positivos, los efectos derivados de las importantes medidas de estímulo macroeconómico que se están aplicando y de otras medidas adoptadas podrían ser mayores de lo esperado", se puede leer en el boletín.
Inflación bajo control
El BCE tampoco se muestra especialmente preocupado por la inflación. Y, al mismo tiempo, resta importancia a las opciones de que la región caiga en deflación a pesar de que el Índice de Precios al Consumo (IPC) de la zona euro se situara en el -0,1% en junio, la primera tasa interanual negativa de su historia.
El organismo regulador de la política monetaria de la zona del euro considera que las presiones inflacionistas son reducidas, dado que los indicadores monetarios y crediticios siguen siendo débiles.
En este contexto, el Consejo de Gobierno estima que "el episodio actual de tasas de inflación extremadamente reducidas o negativas será breve y que la estabilidad de precios se mantendrá a medio plazo, lo que seguirá respaldando el poder adquisitivo de los hogares de la zona del euro".