Bruselas
El impacto de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y la UE, con la escalada arancelaria iniciada por el presidente norteamericano, Donald Trump, ha sido uno de los puntos que ha centrado la intervención del vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos. El español advierte de que las tiranteces con Washington llenan de incertidumbre las perspectivas económicas de la zona euro, incluido lo que respecta a la inflación, y llama a los consumidores a contener el gasto.
Si bien ha señalado que los datos apuntan a un crecimiento moderado en el primer trimestre de 2025, los riesgos relacionados con las relaciones comerciales han incrementado la incertidumbre. "Los exportadores de la zona euro se enfrentan a nuevas barreras y tensiones en los mercados financieros y la incertidumbre geopolítica tendrá un efecto en la inversión empresarial. En este escenario, los consumidores deben ser cautos sobre el futuro y contener el gasto", ha dicho en una comparecencia en el Parlamento Europeo.
Por otro lado, el español ha destacado que los niveles de inflación se han acercado al objetivo del 2% que se había marcado el BCE en su política monetaria. Aun así, "las perturbaciones del comercio mundial añaden incertidumbre a las perspectivas de inflación", ha advertido.
"El descenso de los precios de la energía, junto con la moderación salarial y un euro más fuerte podrían frenar la inflación", ha considerado de Guindos. Pero en este cómputo habría que tener en cuenta el impacto de una menor demanda de exportaciones de la zona del euro y un desvío de las exportaciones de otros países hacia la zona del euro. "A la inversa, una fragmentación de las cadenas de suministro mundiales podría elevar los precios de las importaciones y, por ende, la inflación", ha puntualizado el vicepresidente del BCE.
"Es posible que las cadenas de suministro globales se vean afectadas por los aranceles", lo que podría contribuir al aumento de la inflación, ha señalado el español. El primer impacto, ha dicho, será inflacionario, pero ha defendido evitar segundas olas de repercusiones.
Las tensiones comerciales, ha reconocido de Guindos, han desencadenado las mayores "turbulencias en los mercados financieros desde la pandemia". No obstante, la solidez y el buen posicionamiento de los bancos de la zona euro constituyen un buen punto de partida para hacer frente a perturbaciones "gracias a sus considerables reservas de capital y liquidez". En todo caso, ha abogado por una mirada cauta y por ejecutar un seguimiento sobre lo que vaya sucediendo en los mercados financieros.
"Los conflictos comerciales podrían plantear dificultades tanto a los hogares como a las empresas, lo que se traduciría en un aumento del riesgo crediticio tanto para los bancos como para las entidades no bancarias. Por último, una combinación de menor crecimiento y mayores necesidades de gasto podría aumentar las presiones sobre las finanzas públicas", ha considerado el español.
En este escenario, ha abogado por completar la unión bancaria y los pasos pendientes para su culminación: como el mecanismo de gestión de crisis y un marco de garantías de depósitos que se extienda a pequeñas y medianas entidades.
"Las recientes turbulencias de los mercados financieros también ponen de manifiesto que las entidades no bancarias deben estar sujetas a normas estrictas y que es preciso colmar las lagunas del marco regulador para que no reciban un trato diferente al de los bancos normales", ha agregado.
Apagón en la península Ibérica
Respecto al apagón en España y Portugal, De Guindos, ha asegurado que se examinarán las potenciales consecuencias para el sistema bancario europeo. Preguntado sobre si el apagón pudiera afectar al Eurosistema - la red de bancos centrales de la eurozona - o a infraestructuras como el sistema SWIFT de transferencias bancarias y si estos están preparados para hacer frente a este tipo de situaciones.
De Guindos consideró que el apagón es "una manifestación de las perturbaciones que podrían ocurrir en el futuro" dadas las interconexiones energéticas entre los países de la UE, como ha sido el caso de España y Portugal.