
El mercado rústico inmobiliario tiene un nuevo player. La compra o alquiler de fincas para explotarlas directamente o cedérselas a sus socios es una de las vías que estas compañías de economía social se plantean para garantizar su capacidad productiva y, sobre todo, incorporar jóvenes a su base social.
La tierra agrícola está en el punto de mira de inversores, corporaciones industriales y compañías energéticas y ahora, también, en el de las cooperativas agroalimentarias, que la ven como una respuesta a la amenaza a su sostenibilidad que supone la falta de relevo en el campo.
Así se recoge en el Plan Estratégico del Cooperativismo Agroalimentario 2025-2028 (PECOOP) presentado durante el IX Congreso que estas compañías han celebrado en Palma de Mallorca los días 27 y 28 de marzo y que ha reunido a más de 1.000 congresistas. El documento destaca entre una de las principales debilidades del modelo cooperativo la falta de relevo generacional, lo que está obligando a muchas de estas compañías a replantearse su modelo de negocio y estrategias para mantener su eficiencia y rentabilidad por la pérdida de socios. En España, el 41% de los agricultores supera los 65 años, mientras que solo el 8,8% tiene menos de 40. Para 2030, las proyecciones indican que dos de cada tres agricultores estarán jubilados. Una falta de relevo que también se está notando en las cooperativas en las que, en 2023, los jóvenes representaban el 9,8% de su base social, apenas seis décimas más que los registrados en 2016.
"La dificultad de acceso a la tierra está identificada como uno de los obstáculos para el relevo generacional y nosotros tenemos que fomentar nuestro papel como nuevo player natural en el mercado rústico para facilitar la incorporación de jóvenes y no perder capacidad productiva", asegura a elEconomista.es Gabriel Trenzado, director general de Cooperativas Agroalimentarias de España. Un acceso que se complica día a día por el interés creciente por el suelo rústico de modelos empresariales con gran capacidad financiera como los fondos de inversión o las compañías energéticas.
"Para no perder volumen, las cooperativas, y tenemos varias experiencias en la zona mediterránea, están entrando a producir ellas y a generar unidades de explotación más racionales, más dimensionadas y profesionalizadas para ofrecérselas a nuevos agricultores o a jóvenes que quieran hacerse cargo. Cuando tu pierdes volumen y actividad automáticamente la cooperativa pierde capacidad competitiva y sale más cara a los que ya están", señala Trenzado.
El PECOOP reconoce que el modelo tradicional de la cooperativas, en el que un joven reemplaza a un socio mayor al jubilarse "debe evolucionar" porque es insuficiente, por lo que considera "crucial" sondear nuevas estrategias y modelos de producción y gestión de recursos productivos, que permitan garantizar la sostenibilidad del modelo de negocio y reforzar la actividad de los socios más jóvenes, contribuyendo además a frenar el abandono de tierras en el medio rural donde se ubican.
De la intermediación al adelanto de la inversión
Así propone como primera medida "coordinar y facilitar el intercambio de tierras entre los socios que dejan sus tierras y aquellas personas que desean utilizarlas para ampliar su explotación".
En segundo lugar, señala distintas fórmulas de gestión en común de tierras bien con la constitución de cooperativas de trabajo asociado entre socios y empleados; la compra o alquiler de tierras desde la propia compañía para luego vender/alquilar/ceder a socios y socias para que puedan aumentar su dimensión y rentabilidad, o la constitución de secciones de cultivo para ofrecer a los socios que lo deseen la posibilidad de contratar servicios parciales o integrales. También plantea fórmulas de coparticipación empresarial para incentivar la incorporación de jóvenes facilitando o asumiendo la inversión inicial y cediéndoles la gestión de las tierras con condiciones de reparto de resultados.
Por último, señala la producción directa por parte de la cooperativa, bien por adquisición, cesión o arrendamiento de tierras (de socios o no socios), para gestionarlas con personal propio, empresas de servicios o contratando a socios con capacidad para realizar estas tareas y favoreciendo así su dimensionamiento.