Economía

Bayrou supera el bache de los Presupuestos en Francia pero la crisis política y económica sigue

El primer ministro de Francia, François Bayrou. / Foto: EFE.

El primer ministro francés, François Bayrou, respira tranquilo tras haber recibido el respaldo del Senado a los Presupuestos de 2025. Pero las minorías en las cámaras y las desastrosas cuentas públicas mantienen al este Ejecutivo contra las cuerdas y seguirá durante toda la legislatura completamente en vilo cada vez que quieran aprobar algo. Asimismo, el debate sobre la inmigración sigue vigente y el campo francés es un polvorín a punto de estallar en el caso de que el acuerdo con Mercosur salga adelante.

Con 229 votos a favor y 107 en contra, el Senado, en el que impera una alianza de centroderecha, aprobó este jueves el proyecto de ley de las cuentas públicas, convirtiéndose en la segunda gran economía de Europa con unos Presupuestos para 2025, a diferencia de España y Alemania, que todavía se espera que tarden en tenerlo. Eso sí, el hecho de que los galos hayan aprobado las cuentas para este año no significa que se acabe su crisis económica.

Según reza el documento, el objetivo es generar un ahorro del gasto público de 23.000 millones y una subida de impuestos por valor de 18.000 millones. Esto tiene como fin recortar el déficit al 5,4% del PIB (frente al objetivo del 5% del Ejecutivo de Michel Barnier). El año pasado Francia cerró con un déficit desbocado del 6,1%, casi el doble de lo que obligan los mandatos fiscales europeos. Por otro lado, la deuda pública subirá al 115,5% del Producto Interior Bruto.

El ministro de Economía galo, Eric Lombard, confirmó que el objetivo de ahorro con el que trabajan en las cuentas públicas de 2025 es de 50.000 millones de euros.

Aunque desde Bercy (Así se conoce comúnmente al Ministerio de Economía) quieren poner en cintura las cuentas del país, Francia tiene, ahora mismo, el peor desequilibrio presupuestario de la eurozona. El hecho de que haya unos Presupuestos allana el camino, pero lo más probable es que Bruselas acabe imponiendo a los galos un plan de ajuste presupuestario.

Los recortes ralentizan el crecimiento

Lo que plantea el inquilino de Bercy es "un poco más de flexibilidad para preservar el crecimiento". Un objetivo que se complica, ya que el Banco de Francia ha bajado su previsión de expansión de la economía para este año del 1,2% al 0,9%.

Desde Fedea recalcaban en un informe publicado a finales de 2024 sobre la crisis financiera francesa que "la aplicación de medidas restrictivas, incluso de manera consensuada, perjudicará el ya de por sí débil avance del PIB, al tiempo que exacerbará el descontento social".

Lo cierto es que así lo demostraron los datos de PIB del último trimestre de 2024: una contracción del 0,1% y un crecimiento global en el año del 1,1%. En el trimestre anterior, la economía francesa se expandió un 0,4%, básicamente impulsada por el consumo derivado de los Juegos Olímpicos de París, pero de la euforia olímpica solamente quedan los registros en las hemerotecas.

La industria sigue mermada, igual que está pasando en Alemania. Para este año, los datos del PMI indican una ligera recuperación en el sector privado francés, aunque aún permanece por debajo del umbral de 50 puntos que distingue entre contracción y expansión. En enero, el índice alcanzó los 48,3 puntos, superando los 47,5 de diciembre. El sector servicios sigue siendo el principal motor de la economía, mientras que la industria manufacturera continúa en dificultades, pese a una notable mejora en su PMI, que pasó de 39,2 en diciembre a 45 puntos en enero.

Se podría decir, en este caso, que la industria francesa y la alemana están viviendo una crisis espejo de la que no parece que haya una solución a corto plazo, lo que traerá despidos y cierres de plantas. Esto provocará, también, un aumento del descontento social, tal y como aseguran en Fedea.

La inmigración: ¿otra moción de censura?

El hecho de que la Asamblea Nacional (Cámara Baja) haya dado su apoyo a los Presupuestos no le pone una alfombra roja a la legislatura de Bayrou. El problema de la inmigración es otro caldo de cultivo que volverá a poner al Ejecutivo contra las cuerdas y es posible que ante otra moción de censura.

Esta vez serían los socialistas los que lleven a la palestra al Gobierno. El hecho de que Bayrou dijese "inmersión migratoria" en una entrevista televisiva es lo que provocó el cabreo del Partido Socialista, ya que el primer ministro se negó a retirarla.

Es cierto que las probabilidades de que esta moción de censura salga adelante son muy bajas, pero sí que se erige como el principal obstáculo para el Gobierno.

Los senadores de Los Republicanos (LR) y Horizons presentaron el miércoles un informe en el que instan a poner fin al acuerdo de 1968 con Argelia, que facilita la movilidad entre ambos países. Esta solicitud no es nueva para figuras como Laurent Wauquiez (LR) y Édouard Philippe (Horizons), y recientemente ha sido respaldada por Gabriel Attal, presidente de Ensemble pour la République. Esto evidencia que el debate sigue ganando relevancia, con el ministro del Interior, Bruno Retailleau, y el de Justicia, Gérald Darmanin, liderando la discusión. En total, cinco posibles aspirantes a la presidencia desde la derecha y el centro han tomado posición en este asunto.

La cuestión migratoria, incluso más que las finanzas públicas, acentúa la polarización de posturas. En el debate sobre la Ayuda Médica Estatal (AME), un programa destinado a los inmigrantes en situación irregular, el acuerdo alcanzado por el llamado "bloque central" fue criticado desde ambos frentes. El diputado de la ultraderecha de Reagrupación Nacional, Jean-Philippe Tanguy, calificó de "humillación total" la decisión de LR de no suprimir la ayuda, mientras que Aurélien Le Coq, de LFI, acusó a "Macronie" de ceder ante la derecha al aceptar recortes en su financiación, asegurando que "es la extrema derecha quien realmente gobierna".

La inmigración tiene el potencial de generar divisiones en el seno del Gobierno. En el debate sobre las regularizaciones para cubrir la falta de mano de obra, las posturas parecen irreconciliables: mientras el ministro del Interior aboga por restricciones más estrictas, los titulares de Economía y Trabajo, Éric Lombard y Astrid Panosyan-Bouvet, insisten en que la economía francesa depende de la "necesidad de inmigrantes" para su funcionamiento.

El campo y Mercosur

Otro de los problemas a los que se va a tener que enfrentar este equipo de Gobierno es la aprobación del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Mercosur. El hecho de que finalmente salga ratificado por parte de los 27 países del bloque, pondrá en pie al campo francés y es posible que se enfrenten, de nuevo, a los temidos Chalecos Amarillos.

Esto podría servir a la ultraderecha y a la extrema izquierda para instrumentalizar un desgaste del Gobierno, lo que volvería a poner de nuevo contra las cuerdas a Bayrou en la Asamblea Nacional. Asimismo, en el seno del Ejecutivo también se podrían producir divisiones.

Está claro que el crecimiento se verá lastrado por todos estos factores, ya que la incertidumbre política aleja la inversión y retrae la demanda interna del país.

La inversión siguió marcando una trayectoria descendente durante los últimos tres meses del año pasado (-0,1% frente al 0,3% del tercer trimestre) y las exportaciones también corrieron la misma suerte (-0,2% frente al -0,8%), relatan desde el instituto estadístico galo en su comunicado. Por tanto, el comercio internacional y los inventarios también contribuyeron a lastrar el crecimiento. Por su parte, la demanda interna avanzó un 0,4% entre octubre y diciembre, frente al 0,6% del trimestre anterior.

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