
Gerardo Cuerva, presidente de Cepyme, calificó ayer el alza prevista del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), en cuyo acuerdo una vez más las patronales se ven excluidas, de "intervencionismo" por parte del Estado y señaló que el Gobierno lo hace por "voluntades políticas". Así se pronunció a las puertas de una nueva reunión sobre el SMI junto a Trabajo el próximo miércoles: "Los Incrementos salariales de más del 80% en ocho años por voluntades políticas no son necesarios en el momento en el que estamos. No conocemos memoria de estos datos y entonces es difícil apoyar el porqué y las consecuencias. El SMI es una intervención del Gobierno, que tiene potestad, pero me atrevo a decir que es una intervención clara dentro de la negociación colectiva". En alusión al debate entre trabajadores y empresarios, Cuerva remarcó que "ha sido lo que mejor le ha venido a España desde hace más de 45 años". Además de opinar que la intervención del Gobierno "se carga de un plumazo las 4.500 mesas de negociación que existen y en las que se han logrado acuerdos sobre el salario y la jornada laboral".
Sobre si Cepyme se posiciona en una subida del 0% para este año, el presidente de Cepyme ha remarcado que "no hay que perderse en el número, sino en el conjunto de la situación y medidas que aborda el Gobierno". Haciendo alusión a que "hablar del crecimiento del SMI sin tener en cuenta las características de cada empresa no tiene sentido ni razón de ser. No vale hablar de la reducción de la jornada y SMI de manera independiente".
Tamaño de las empresas
Las pequeñas y medianas empresas en España se sitúan por debajo de la media europea, 5,9 trabajadores, en lo que a número de trabajadores respecta, con 4,8. Así lo refleja en informe Crecimiento Empresarial elaborado por Cepyme. En este sentido, España solo se mantiene por encima de Italia, en comparación con los grandes países de la UE, que cuenta con, empleados de media.
Así, la diferencia con países como Alemania o Reino Unido son las más acusadas. Las pymes alemanas cuentan con 11,9 empleados de media y las de Reino Unido 8,7. En este sentido, el número de medianas empresas deberían crecer un 36% para alcanzar las cifras que hay en los países de nuestro entorno (hasta 24.735 medianas empresas).
El crecimiento de las empresas no solo beneficia a los empresarios, sino que también traería consigo unos salarios más altos al tener más recursos; una mayor atracción de talento, tanto de España como de otros países; un mejor acceso a la financiación; y una mayor productividad y competitividad con el resto de países de la UE, ya que las pymes españolas exportan un 40% menos que sus homólogas europeas.
Y es que, el menor tamaño de las empresas hacen que la productividad sea más baja, ya que las ventas por ocupado en España se sitúa en los 329,2 euros, frente a los 788,7 de Irlanda, los 592,4 de Bélgica o los 485,5 de Dinamarca, países con los que se registra una mayor brecha. A pesar de ello, la media de la UE también se encuentra un 10% encima de las ventas por trabajador en España, con 362,2 euros.
Obstáculos al crecimiento
El crecimiento de las pymes se ve sesgado por las regulaciones que el Gobierno lleva a cabo año tras año. Ejemplo de ello es la subida del SMI, que ha crecido un 73% desde 2016 y que afecta, con especial ímpetu, a las empresas que cuentan con un menor número de empleados por el aumento de costes que le supone y que no se ve reflejado en un aumento de la productividad.
Otra de las problemáticas a las que se enfrentan las pymes es el absentismo, que a finales de 2024 se mantuvo en tasas del 7%, nivel al que subió desde la pandemia y en el que se ha mantenido.
Por último, las cargas burocráticas hacen que las pymes dediquen tiempo que podrían dedicar al desarrollo de su actividad a la gestión de lectura de normativas y mantenerse al día en las novedades fiscales. Cargas administrativas que Cuerva remarca que "desalientan al sector.