Gail Fosler, presidenta de The Conference Board, tiene en su poder la información más valiosa para diagnosticar la marcha de la crisis. Todo el mundo sabe que Barak Obama escucha sus predicciones con mucha atención. En su visita a Madrid quiere poner en marcha el Consejo Español del Conference Board para la crisis.
Su objetivo: analizar el impacto de la crisis en España, con la participación de los empresarios líderes. El Consejo está encabezado por el presidente de PwC, Carlos Más, coordinado por Luis de Guindos y está formado por los altos cargos de Telefónica, BBVA, Santander, Repsol, La Caixa, Acciona, Ferrovial, FCC, Caja Madrid, Inditex, Técnicas Reunidas, Banco de Sabadell, CEOE y BME. Trabajará en paralelo con otros grupos de los que forman parte la FED, el BCE o el Banco de Inglaterra.
¿Se atreve a pronosticar el final de esta crisis global?
No. Realmente creo que podemos decir con toda seguridad que lo peor ya ha pasado, pero estamos muy lejos de la recuperación completa. Consideramos que, tal vez, los mercados hayan avanzando un poco, pero no vamos a ver un crecimiento positivo, por lo menos en EEUU, hasta bien entrado 2010.
Nadie maneja tan bien como The Conference Board los indicadores, ¿cuáles apuntarán mejor el inicio de la recuperación?
(Sonríe) Ahora mismo estamos utilizando una enorme cantidad de indicadores y series y la razón por lo que lo hacemos es porque no hay un único indicador que sea perfecto en sí mismo a la hora de predecir el futuro. Observamos que los mercados están fijándose en, por ejemplo, los indicadores financieros, pero son muy volátiles, así que fomentamos ciertos índices que midan el comportamiento de los bienes de inversión, de los consumidores, que son los que en este momento empiezan a subir.
¿Qué riesgo es hoy mayor, una deflación o una salida de la crisis con hiperinflación, con el mundo inundado de papel moneda emitido por los bancos centrales?
La verdad es que me plantea dos alternativas demasiado extremas y muy polarizadas. No creo que la deflación o la hiperinflación sean escenarios probables, pero considero que sería justo avisar de que cuando salgamos de esta crisis económica veremos que la inflación subirá más de lo que han hecho en los últimos diez años.
Cuando se produzca la recuperación, ¿en quién confía más como motor del mundo: en los Estados Unidos o en China?
Creo que Estados Unidos es el motor real ahora mismo. En parte, porque seguimos teniendo un déficit en nuestro comercio. Por supuesto, hemos tenido unos beneficios extra en los últimos años. En la actualidad, podemos sentirnos relativamente cómodos porque nuestros indicadores experimentales nos están dando unas señales fuertes de recuperación. Es verdad que algunos datos, que se habían visto bloqueados en la economía de China, están avanzando de tal manera que el resto del mundo se piensa que va detrás de nuestro país, pero opino que Estados Unidos será el Estado que lidere esa recuperación económica.
España es 'campeona' en tasa de paro. Al menos, ¿habremos ganado algo de productividad con el fuerte aumento del desempleo?
La economía española está cayendo tan rápido, que sería difícil decir que la productividad está subiendo. Sin embargo, el hecho de que haya negocios españoles que han movilizado tanto a su mano de obra significa que se están preparando para ganar productividad en el futuro. Aunque la crisis ha sido ciertamente muy grave en España, al comenzar incluso un poco antes de lo que lo hizo en otras partes de Europa, creo que va a salir de ella antes que otros países europeos. En parte debido a que el consumo es muy potente. Cuando toquemos fondo en esta crisis y el mercado inmobiliario empiece a estabilizarse, España será capaz de encontrar un camino para salir de la crisis, especialmente gracias a un sector bancario fuerte. Conseguirán salir antes que otras economías europeas.
¿Cree que el alto nivel de gasto público de los programas de estímulo de los Gobiernos produce el efecto esperado?
No creo que estén teniendo el efecto esperado. Los paquetes de estímulo que se aprobaron en febrero, poco a poco, parece que van calando en el sistema financiero. Pero la mayor parte del dinero entregado acaba desbordando a los Estados. Muchos de los recortes fiscales ya se han establecido. Sin embargo, el ajuste ha sido tan grave, que una de las razones que explica el apalancamiento es que los negocios están empezando a publicar una caída de sus inventarios. Espero que a finales del año veamos resultados, pero la recuperación vendrá después. Es posible que necesitemos un impulso extra para mantener noticias esperanzadoras.
¿Qué les queda por hacer a los Gobiernos o a los bancos centrales que no hayan hecho ya?
Los bancos centrales han hecho algunas cosas que nunca habría imaginado. En EEUU hemos visto compras de activos muy potentes, lo que ha ayudado a avanzar a los mercados. Pero hemos hecho una encuesta entre los presidentes de las empresas principales de EEUU y existe la sensación de que es el momento ahora de que, por lo menos la Fed, pare de comprar activos y deje que la economía se recupere por sí misma. En ocasiones, la regla de la no intervención, es la mejor regla.
Ahora, tenemos dos grandes miedos: que se incremente la pobreza y se detenga la innovación...
Son preocupaciones reales, bastante graves e importantes. Creo que probablemente va a haber un aumento de la pobreza que tiene que ver con la burbuja global. En cuanto a la innovación, muchas empresas la han abandonado, han recortado los costes de forma tan agresiva que en muchísimos casos estos programas han quedado parados.
¿Podremos poner en marcha un sistema de alerta para evitar futuros 'tsunamis' financieros? ¿Tienen alguna iniciativa?
Sí, lo que esperamos hacer es construir un programa de condiciones financieras que sea un espejo del programa de negocios y que nos proporcione una serie de indicadores que nos revelen la confianza real de la gente, la tendencia a la hora de hacer inversiones, el nivel de volatilidad... Será una buena contribución al bienestar público.