El ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Alan Greenspan, se ha defendido en un artículo de opinión en The Wall Street Journal diciendo que los tipos de interés para las hipotecas fueron las culpables de la burbuja inmobiliaria estadounidense, no las políticas de la Fed. Según él, esta interpretación es la más creíble entre las explicaciones que se están dando para el origen de esta crisis.
"Entre el 2002 y el 2005, los tipos hipotecarios se anticiparon en 11 meses a los precios de las casas de Estados Unidos. Esta correlación entre los precios de las casas y las tasas hipotecarias fue muy significativa, y un indicador mucho mejor del alza de los precios de las casas que los tipos de los fondos federales", señala Greenspan en el diario.
Calificando su explicación de las causas como mucho más creíble que culpar a las políticas de "dinero fácil", Greenspan escribe que "ciertamente fueron los tipos más bajos lo que generó la euforia especulativa. Sin embargo, la tasa de interés que importaba no era el tipo de los fondos federales", ya que la correlación entre las tasas hipotecarias con los tipos oficiales había sido estrecha durante décadas.
La Fed se dio cuenta de la desconexión entre la política monetaria y las tasas hipotecarias cuando estas últimas no respondieron como se esperaba al ajuste de la Fed de mediados del 2004, dice Greenspan, que fue el presidente del banco central estadounidense desde 1987 hasta el 2006.
¿La globalización está detrás de la burbuja?
Según Greenspan, esta descorrelación (y la caída global de los tipos de interés hipotecarios) estaría causada por "el cambio tectónico" en los primeros años 90, cuando gran parte de los países en vías de desarrollo abandonaron la planificación para centrarse en competir globalmente en un mercado cada vez más dinámico y orientado a las exportaciones.
El resultado fue que el crecimiento en China y otros países se disparó, lo que provocó un exceso de ahorro disponible en relación a la inversión de capitales.
Este exceso "ex ante" tiró de los tipos de interés a largo plazo globales hacia abajo a comienzos del 2000 y del 2005. En 2006, explica Greenspan, los tipos a largo plazo y los tipos hipotecarios (impulsados por los primeros) en todos los países desarrollados y la mayoría de emergentes cayeron a un sólo dígito, algo que, según el maestro, no había pasado nunca antes.
Dada la desvinculación de la política monetaria de los tipos hipotecarias a largo plazo, la subida de tipos de interés que la Fed llevó a cabo en 2004 y 2005 no podía haber evitado la burbuja inmobiliaria, sostiene Greenspan.
Llegado a este punto, el ex presidente de la Fed se pregunta: ¿cuánto importa si la burbuja fue causada por una política monetaria inapropiada, sobre la que se tiene el control, o por fuerzas globales sobre las que el control es limitado? Una gran cuestión, según él.
Así las cosas, Greenspan cree que si la política monetaria es lo que ha fallado podría ser corregida en el futuro, al menos en principio. No obstante, si estamos tratando con fuerzas globales que se escapan al control de la política monetaria, como él mismo dice que sospecha, nos enfrentamos a un asunto mucho más complicado.
Un mercado global competitivo y la integración de bienes, servicios y finanzas ha traído beneficios sin precedentes en bienestar material, explica. Pero el crecimiento en mercados altamente competitivos es cíclico, añade, y en ocasiones se desmorona con las consecuencias que estamos sufriendo.
Sobre la regulación del mercado
Greenspan mantiene que está muy claro que los niveles de complejidad a los que los profesionales del mercado llevaron la gestión del riesgo y los productos financieros fueron demasiado incluso para que los más sofisticados participantes del mercado pudieran manejarlos prudente y apropiadamente.
El ex presidente de la Fed añade que las políticas apropiadas no pasan por frenar la intermediación financiera con una regulación excesiva. Esto, según dice, ahogaría los importantes avances en finanzas que han mejorado los estándares de vida.
"Las soluciones para los fallos de los mercados financieros revelados por la crisis son mayores requisitos de capital y un combate más amplio contra el fraude, no un mayor manejo microeconómico de parte de las entidades del Gobierno", escribió Greenspan.
Cualquier nueva regulación debería mejorar la capacidad de las instituciones financieras para dirigir efectivamente los ahorros de una nación hacia las inversiones de capital más productivas, agregó.
"En los próximos meses nuestro desafío será instalar un régimen regulatorio que asegure un manejo responsable de los riesgos por parte de las instituciones financieras mientras se las alienta a continuar asumiendo los riesgos necesarios e inherentes en cualquier economía de mercado exitosa", dijo.