"La recuperación tardará más tiempo del esperado", ha admitido este lunes Joaquín Almunia, comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios. Almunia había vaticinado a finales de enero que la economía de la UE comenzaría a recuperarse durante la segunda mitad de este año. Ahora teme que, vista la evolución negativa de los indicadores, "el escenario de una recuperación gradual se traslade a 2010".
Estas declaraciones las ha realizado al término de la reunión mantenida en Bruselas por el Eurogrupo, la reunión de ministros de Economía y Finanzas de los 16 países que comparten el euro como moneda única.
Jean-Claude Juncker, primer ministro de Luxemburgo y presidente de las reuniones del Eurogrupo, ha echado también un jarro de agua fría a las demandas del Gobierno estadounidense, que pedía que los Gobiernos mantuvieran abierto el grifo del gasto público para frenar la recesión.
Más esfuerzos en Europa
"Las recientes llamadas de Estados Unidos que piden que la UE realice más esfuerzos presupuestarios no nos convienen", ha declarado Juncker al término de la reunión del Eurogrupo.
"No estamos preparados para aumentar nuestros acuerdos presupuestarios", explicó antes de añadir que "en Europa hemos hecho lo que debíamos". Juncker consideró que los efectos de los planes de los países de la UE para estimular la economía "se sentirán gradualmente y se podrán medir a lo largo de 2010".
¿Sumar más déficit al déficit?
El presidente del Eurogrupo apostilló: "No creemos que debamos sumar más déficit al déficit, ni más deuda a la deuda". Juncker también dio carpetazo al debate de flexibilizar los criterios de adhesión al euro y acortar los plazos para permitir que los países del Este de Europa sean admitidos urgentemente en la moneda única.
Este debate intentaba explorar si estos Estados podían refugiarse en el euro contra la devaluación de sus divisas y la amenaza que esta evolución supone para sus economías.
"Estos momentos de volatilidad excesiva de los tipos de cambio no son propicios para lanzar este debate", aseguró Juncker, temeroso de que el resultado sea fragilizar la credibilidad del euro.