El Tesoro Público se mantuvo fiel ayer al guión empleado en los últimos meses para sacar adelante su colocación de bonos a cinco años.
Esto es, intentó conseguir todo el dinero que pudo, aunque eso supusiera pagar más intereses. Y la jugada no le salió nada mal, porque el organismo emisor se había fijado captar entre 2.500 y 3.500 millones de euros, y llegó al máximo: obtuvo 3.500,8 millones. Este hecho provocó que la demanda, que se acercó a los 6.000 millones, sólo cubriera la oferta en 1,7 veces, por debajo de las 2,3 veces del anterior precedente, de principios de mayo.
Como, en estos momentos, lo importante es conseguir financiación para las arcas públicas, el Tesoro se rascó el bolsillo para captar esa cantidad. Los títulos salieron al mercado con un interés medio del 3,657 por ciento, por encima del 3,532 por ciento de mayo, con lo que se encareció un 3,5 por ciento. También repuntó el interés marginal, desde el 3,58 por ciento de hace dos meses al 3,727 por ciento de ayer.
La siguiente cita del Tesoro con el mercado tendrá lugar el 15 de julio, fecha en la que lanzará obligaciones a 15 años.
