
Al hablar de vehículos blindados, fácilmente se evoca la 'bestia' de Trump o la flamante 'superberlina' de Vladimir Putin. Sin embargo, el último modelo de estas características ha sido desarrollado por primera vez por la automovilística Skoda en Reino Unido, y está hecho a prueba de bombas y balas.
Para ello, han cogido como base el Skoda Superb Combi para modificarlo sustituyendo los cristales convencionales por unos resistentes a balas y acorazarlo con paneles de acero. El resultado es un vehículo capaz de soportar disparos de diferentes tipos de munición y explosiones, tal y como se corroboró en la prueba a la que fue sometido para obtener el certificado de seguridad PAS 300.
En la labor de modificación, que se desarrolló a lo largo de tres años, se incluyó también un sistema de ventilación de emergencia y un sistema de amortiguación propio y frenos más potentes para compensar el considerable incremento de peso. La marca, no obstante, no aporta cifras al respecto para preservar la seguridad del modelo.
Otras de sus peculiares características son las ruedas que equipa, que pueden seguir funcionando incluso si se desinflan tras un pinchazo, lo que permite que el conductor llegue a un lugar seguro después de un reventón, así como un sistema de alumbrado de emergencia y sirenas.
En el interior no hay novedades respecto a sus 'hermanos normales'. Cuenta con una pantalla táctil para el sistema de infoentrtenimiento de 8 pulgadas, sistema de navegación GPS y conectividad Apple CarPlay y Android Auto. Bajo el capó, atesora un motor diésel de 2.0 litros TDI de 190 CV y 400 Nm de par máximo.
El precio fijado por Skoda para su 'coche búnker' es de 118.688 libras, unos 135.000 euros al cambio.