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Combustibles sintéticos o cómo lograr motores de combustión que no emiten CO2

Madrid, Barcelona, Sttutgart, Oslo, París, Londres... Son solo algunas de las ciudades que ya han esbozado sus planes para erradicar los motores de combustión progresivamente y disminuir la boina de contaminación que sobrevuela las grandes urbes en la actualidad.

Un proceso de catarsis que pasa, principalmente, por sustituir los tradicionales sistemas de propulsión por las tecnologías híbridas y eléctricas, tal y como proclaman tanto fabricantes del sector como organizaciones institucionales. Pero, ¿sería necesario si se eliminase el CO2 que emiten los motores diésel y gasolina?

Esta posibilidad es viable por medio de los combustibles sintéticos o neutros en carbono, cuyo proceso de fabricación captura de dióxido de carbono (CO2) empleados en vehículos de combustión. Según un estudio de Bosch, de esta manera se podrían ahorrar hasta 2,8 gigatoneladas de CO2 en Europa -tres veces las emisiones de dióxido de carbono que Alemania produjo en 2016- hasta 2050.

Pero, ¿qué es el combustible sintético? Este se obtiene de la energía renovable. En concreto, al mezclar el hidrógeno, obtenido del agua, con el carbono, captado del aire mediante filtros o reciclado de procesos industriales. Dicho proceso se lleva a cabo en unas plantas especiales donde se emplea la electricidad generadas por energías renovables. Es decir, los combustibles sintéticos capturan este gas de efecto invernadero en el proceso de fabricación convirtiéndolo en materia prima. A partir de esta se puede producir gasolina, diésel y un sustituto del gas natural con la ayuda de electricidad procedente de fuentes de energía renovable.

¿Pueden proliferar en Europa?

El presidente del consejo de administración de Robert Bosch, Volkmar Denner, asegura que los combustibles sintéticos pueden hacer que los vehículos de gasolina y diésel sean "neutros en carbono" y, por lo tanto, que contribuyan "significativamente" a limitar el calentamiento global. Para ello, será necesario el apoyo gubernamental a la hora de imponer el uso de este combustible a través de iniciativas como la alemana 'Energías alternativas en el transporte'.

Para alcanzar los objetivos climáticos fijados en la conferencia de París, las emisiones mundiales de CO2 procedentes del tráfico tendrán que reducirse en un 50% en las próximas cuatro décadas. Para Denner, alcanzar estos objetivos requiere de otras soluciones "inteligentes" más allá de la electromovilidad, ya que incluso si todos los coches llegaran a ser eléctricos, los aviones, los barcos, e incluso los vehículos pesados seguirían funcionando con combustible.

¿Son viables económicamente?

Los combustibles sintéticos, además, se pueden diseñar para la combustión sin apenas hollín con lo que reduciría el coste del tratamiento de los gases de escape. Los motores de combustión neutros en carbono, que emplean estos combustibles, "representan", según Bosch, un camino "muy prometedor" a explorar. El precio del combustible en sí, excluyendo los impuestos especiales, podría rondar, a largo plazo, entre 1,00 y 1,40 euros por litro, según sugieren los actuales estudios.

Otra ventaja "crucial" es que es posible seguir utilizando la red actual de estaciones de servicio. Por otra parte, aunque se reducirá el precio de los coches eléctricos en los próximos años, el desarrollo de estos combustibles podría ser rentable. Hasta los 160.000 kilómetros, el coste total de un híbrido que funcione con combustible sintético podría ser menor que el de un coche eléctrico de gran autonomía, dependiendo del tipo de energía renovable utilizada.

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