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Spain Classic Raid: así es desde dentro la aventura de cruzar España por caminos de tierra a bordo de un coche clásico

Fiat Panda 4x4.

Nos subimos a un Fiat Panda 4x4 para correr una etapa del Spain Classic Raid, la única prueba de regularidad para vehículos con más de 25 años que transcurre por pistas de tierra en España. Pura diversión para amantes de lo auténtico.

Quien esté familiarizado con el mundo del vehículo clásico y tenga un cierto espíritu aventurero, seguro habrá oído hablar de los rallyes/raids que se celebran con modelos antiguos -generalmente de más de 25 años- por pistas de tierra. Marruecos suele ser el lugar estrella para llevar a cabo este tipo de pruebas de regularidad, sin embargo, desde hace bien poco también es posible hacerlo en España. Spain Classic Raid se encarga de hacer esto posible.

En su tercera edición, este raid para nostálgicos de lo clásico, vintage, youngtimer o como cada uno prefiera llamarlo, ha recorrido nuestra geografía de punta a punta, desde Barcelona hasta Sevilla, todo por pistas abiertas al tráfico rodado. El asfalto ha sido un escenario anecdótico, sólo reservado a tramos de enlace y a imperativos de la propia ruta en determinados lugares como parques naturales en los que se prohíbe circular con vehículos a motor.

¿Y qué sentido tiene esto de coger un coche con muchos años (y seguramente más achaques) a sus espaldas y ponerse a rodar por la tierra? Todo el del mundo. Podría poner sobre la mesa decenas de argumentos para recomendar la experiencia -y lo haré antes de terminar este artículo-, pero de momento me conformo con decir que es una magnífica oportunidad para conocer lugares increíbles de nuestra geografía que de ninguna otra manera nos lanzaríamos a descubrir. Y me incluyo en esta lista. Porque, vamos a ver, que levante la mano quien al planificar sus vacaciones suela trazar rutas por pistas y caminos de cabras para llegar a sus destinos.

Apuesto a que casi nadie lo hace. Podremos ir a la playa, a la montaña, al pueblo o donde quiera que sea, pero cuando vamos en coche lo hacemos siempre por carretera. Pues bien, resulta que este país nuestro esconde en sus profundidades unas zonas increíbles, algunas más agrestes que otras, pero todas ellas muy atractivas, que hacen que el camino merezca la pena. En cierto sentido es una especie de Camino de Santiago, con la diferencia de que en vez de ir a pie o en bici, vas a bordo de un coche y tienes que ir cumpliendo una serie pruebas que plantea la organización, siempre enfocadas a la diversión de los participantes. Y todo ello con un tinte maratoniano bastante marcado.

Las claves de Spain Classic Raid

Dice la organización que Spain Classic Raid es una mezcla de aventura, turismo y compañerismo, en la que además entran en juego otros términos como cultura, gastronomía y arquitectura. Yo diría más, ya que aparte de todo esto, permite verdaderas alegrías al volante y, ya de paso, logra un efecto desestresante más que recomendable. Esto es así porque en cada etapa el equipo formado por piloto y copiloto debe estar muy atento al cuaderno de ruta para no perderse, a las medias impuestas en los tramos cronometrados y a la conducción. Una conducción, por cierto, pura, ya que los coches admitidos carecen de ayudas electrónicas por su avanzada edad y piden buenas manos al volante, sobre todo en los entornos deslizantes y los tramos más offroad.

No es que haya que ser un experto conductor para disfrutar y llegar a buen puerto, pero si se le tiene cariño al coche, mejor que mejor, ya que son muchas horas cada día gobernando la máquina. Y no es que los participantes corran como locos, ya que la media no debe exceder nunca los 50 km/h, pero sí que en determinados puntos, esa velocidad puede llegar a ser realmente divertida.

¿Y qué coches se pueden ver por allí? De todo. El requisito es que superen los 25 años, lo que abre un abanico realmente grande. En esta edición, por ejemplo, se han divertido por los caminos modelos tan diversos como: Peugeot 205, Seat Panda y Marbella, Citroën 2CV, Volkswagen Golf, Land Rover Defender, Renault 4L, Ford Fiesta, Talbot Horizon, Mitsubishi Montero, Ford Sierra... Una curiosa mezcla, de la que han formado parte en ediciones pasadas algún Porsche y otras delicatessen con sus buenos años de historia.

Pero entonces, si participa este tipo de turismos, los recorridos serán fáciles, ¿no? Esta es la gran pregunta, y aquí va la respuesta: sí y no. Efectivamente, son lo suficientemente fáciles como para que todos o casi todos lleguen a la meta cada día. Pero mucho ojo, porque los trazados pueden llegar a ser muy machacones y pueden aparecer tramos con barro, roderas, piedras y demás, que ponen en aprietos a los participantes. Por eso casi todos los coches van preparados -unos más, otros menos- para disfrutar de la experiencia. No hace falta hacer grandes modificaciones, pero invertir en unas suspensiones y unas ruedas apropiadas para circular en campo puede ser la mejor decisión para sacarle jugo a la experiencia.

La inscripción

Spain Classic Raid se dirige a participantes españoles y extranjeros, aficionados al automóvil y la aventura, con bolsillos más o menos holgados. La prueba se adapta a todos, ya que es posible hacer una etapa o varias en función de las preferencias de cada uno. Se puede hacer también medio raid o el raid completo, con alojamiento incluido o no. En fin, que la organización pone las cosas fáciles para que nadie pueda poner excusas del tipo: "es que es muy caro; son muchos días; mi coche no va a aguantar esa paliza; yo en mitad de la nada no duermo..."

Los precios van de los 170 euros por etapa hasta los 2.100 euros por el recorrido entero durmiendo en hoteles superiores.

Estos han sido los derechos de inscripción el la última edición:

Raid completo

-Opción 1: 1.100 euros. Noche de hotel con cena y desayuno en Sevilla. Resto libre.

-Opción 2: 2.100 euros. Desayunos, parking y noches de hotel en todas las etapas.

Medio Raid (Barcelona-Madrid o Madrid-Sevilla)

-Opción 1: 650 euros.

-Opción 2: 1.250 euros. Noches de hotel con desayunos y parking en todas las etapas.

Etapa única: 170 euros.

Mi vivencia a bordo de un Fiat Panda 4x4

Un mes antes de dar comienzo la prueba recibo una llamada de Iván, amigo y compañero de profesión, en la que me pregunta si quiero hacer una etapa del Spain Classic Raid. Me comenta que me prestan un Fiat Panda 4x4 y que mi acompañante va a ser Mario, otro amiguete del mundillo con el que seguro voy a pasármelo bien. El cóctel no puede fallar: un Panda preparado, buena compañía y 300 kilómetros de pistas entre Zaragoza y Burgo de Osma, en Soria. Es una de las etapas más bonitas de esta edición, me cuenta.

No puedo decir que no... y no lo hago. Rápidamente le doy un sí. Al fin y al cabo llevo ya tiempo queriendo hacer alguna historia tipo Panda Raid o Clásicos del Atlas, y por un motivo u otro, nunca terminaba de cuadrarme. Me lo están poniendo en bandeja y además parece una buena toma de contacto porque es una sola etapa, perfecto para un tanteo y poder tomar nota de cómo funciona esto de los raids de regularidad.

¿Alguien se acuerda del Fiat Panda Sisley de hace años? Pues esa es nuestra montura. Un coche que venía de serie con tracción total conectable, al que después le han añadido unos cuantos elementos muy apetecibles: asientos tipo bacquet de competición con arneses de seguridad, jaula antivuelco, neumáticos de tacos, suspensión mejorada, frenos sobredimensionados... También tiene un volante de carreras, una fila de luces LED en el techo y hasta un snorkel por si hubiera que vadear un río al más puro estilo Camel Trophy.

Es difícil de explicar, pero para alguien que prueba a diario coches modernos, subirse a algo así es un verdadero gustazo. De alguna manera te reconcilia con la simplicidad y la pureza de antaño. Además, para rodar por pistas en modo travesía no hacen falta muchos caballos y sí algo resolutivo y que no se rompa. Nada mejor que el Panda con sus cuatro ruedas motrices, su ligerísimo peso y inconfundible motor de 1 litro y 50 CV. ¡Adelante!

Banderazo de salida. Roadbook en mano, nos enganchamos los arneses y arrancamos. Hasta este momento el pedal más duro que había pisado en mi vida en un coche de calle era el del embrague de un Porsche 911 GT2 hace ya unos años. Tan rudo era su tacto, que me hizo odiarlo tras un día intenso de pruebas porque me dejó la pierna izquierda hecha polvo. Pensaba que era imposible encontrar algo más duro, pero sí, lo era: el acelerador del Panda. Resulta que el día anterior se averió y para solucionarlo hubo que ponerle una cuerda elástica tipo pulpo para lograr que tuviera retorno. Gracias a esto dejó de engancharse el pedal pero había que ejercer una fuerza desmesurada para acelerar. ¿Y así vamos a estar diez horas seguidas? -pensaba yo-.

El caso es que todo esto se nos olvidó rápidamente porque, a los diez minutos de comenzar la etapa, y en mitad de una zona absolutamente embarrada por las lluvias de los últimos días... ¡Boom! Llantazo y pinchazo. Empezamos bien... Mario y yo nos mirábamos pensando "vaya día nos espera". Sin venirnos abajo, cambiamos rueda (gracias, organización, que pasabais por allí y nos echasteis un cable para hacerlo todo rápido y bien) y seguimos adelante.

A partir de aquí, todo fue sobre ruedas -nunca mejor dicho-. Ya no hubo más sobresaltos y tanto la navegación como el coche fueron más que bien. Los kilómetros se sucedían (lentos, eso sí) por unas pistas maravillosas, entre pueblos pertenecientes a Zaragoza y Soria, que nos regalaron auténticas postales rurales y una climatología de todo tipo. Caminos que suben y bajan, montañas con nieve, fábricas de madera, parques eólicos, zonas muy frondosas, kilómetros más áridos... Mucha variedad, sin duda.

Al final, 300 kilómetros de ruta, que parecen poco, pero no lo son en absoluto. Fueron casi diez horas de conducción incansable a bordo de Fiat Panda que a veces parecía desmontarse al pasar por las piedras de los caminos, pero finalmente terminó muy entero. Piloto y copiloto acabamos cansados y algo entumecidos (dichoso acelerador), aunque tremendamente satisfechos: hubo risas, solidaridad con otros participantes, una conducción exigente en todo momento y, sobre todo, una evasión total de la rutina. Sin duda, repetiría la experiencia.

Nuestra aventura terminó aquí, pero el resto de participantes aún tenía por delante una serie de destinos como Madrid, la ruta del Quijote, el desierto de Tabernas, Sierra Nevada y Sevilla. Quien quiera ampliar información, la puede encontrar en este enlace: http://www.spainclassicraid.com

El 30 de septiembre de 2017 dará comienzo la próxima edición.

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