
La industria del motor ha pisado el acelerador de las compras y las alianzas con firmas tecnológicas para desarrollar el coche autónomo. El principal objetivo a corto plazo consiste en plantear batalla a los acuerdos de Google con Fiat, Chrysler y Ford. Más noticias en la revista gratuita elEconomistaTecnología.
De esa forma, en los últimos meses, Volkswagen ha comprado Mobileye y trabaja con Microsoft e IAV; General Motors ha adquirido Cruise Automation; Toyota colabora con Bosh; Audi con Delphi; Ford también ha hecho suya Pivotal Software, y las alemanas BMW, Audi y Daimler han creado un consorcio para comprar la cartografía Here a Nokia. Quien no corre vuela.
Ante semejante ofensiva, el sector automovilístico considera que no se quedará atrás en la nueva carrera que comienza este mismo año. La gran pregunta que quita el sueño al negocio del motor consiste en conocer si las compañías tecnológicas ajenas a las alianzas se atreverán a producir automóviles, dada la creciente importancia que desempeña el software, la informática y las telecomunicaciones en los vehículos de nueva generación.
Frente a las alianzas de Google con Fiat se encuentra un ejército de gigantes del motor que no están dispuestos a dejarse comer la tostada. Todos ellos son conscientes de que el coche conectado es una realidad imparable. El mejor ejemplo de esta inquietud del sector lo protagonizan el consorcio formado por BMW, Audi y Daimler, que hace un año compraron a Nokia su división de mapas (Here) por 2.800 millones de euros.
El primer ejecutivo de Ford, Mark Fields, anunció en el pasado Mobile World Congress que su compañía triplicaría su actual inversión en I+D en los cinco próximos años para volcarse en el coche conectado, con el objetivo de diferenciarse de los modelos que podrían estar diseñando Google o Apple.
General Motors (GM) dará guerra en esta nueva carrera tecnológica gracias a la reciente compra de Cruise Automation, una compañía de software especializada en automoción, para así desarrollar su futuro coche autónomo. Además, GM ha creado una división específica para este tipo de actividades. Toyota ha cedido vehículos para que Google pudiera probar su tecnología, pero en el proyecto también participan otras empresas como Bosch, que proporciona radares y sistemas de velocidad asistida, mientras que TomTom refuerza la cartografía digital de Google Maps.
Volkswagen ha unido su talento con Mobileye, firma tecnológica experta en el procesamiento automatizado de imágenes en tiempo real, aspecto capital para la conducción autónoma. Asimismo, Volkswagen ha formado una alianza con Toyota y Ford para compartir experiencias de coche autónomo en torno al proyecto DeepDrive, en colaboración con la Universidad de Berkeley (California).
85 millones de vehículos autónomos en 2035
La consultora BI Intelligence estima que en 2018 habrá dos millones de unidades en circulación, que serán seis millones en 2019 y diez millones en 2020. Por su parte, Navigant Research prevé que en 2035 haya más de 85 millones de automóviles autónomos en el mundo. China merece una mención especial en este joven negocio, ya que estimaciones de General Motors apuntan a que el mayor mercado asiático contará con el 35 por ciento de todos los coches autónomos del mundo en 2030, muy por delante de EEUU y Europa.
Por lo pronto, este año se espera un parque de 231.000 vehículos autónomos en circulación en los Estados Unidos, cifra que se duplicará en 2017 hasta los 510.000 vehículos. El mismo dato en 2018 superará los 1,12 millones de vehículos, los 2,4 millones en 2019 y los 5,4 millones en 2020, según los analistas de BI Intelligence. En el horizonte de cuatro años, la cuota de mercado de estos coches autónomos superará el 8% del total.
Según datos de KPMG y del barómetro de consumidores de Google, y referido a coches conectados -no necesariamente autónomos- este año habrá más de 20 millones de coches inteligentes, cifra que se elevará a 50 millones en 2018 y alrededor de 380 millones en 2021.
Según explican fuentes del mercado, las principales marcas del motor se han puesto a trabajar a toda velocidad, conscientes de que tienen sobre la mesa un pastel demasiado apetitoso como para tener que compartirlo con advenedizos. Hay quien dice que el coche que se conduce por sí mismo protagonizará una evolución similar a la que han disfrutado los smartphones en los seis últimos años.
Ante tan felices perspectivas, compañías como Ford, Volvo, Google, Lyft y Uber han formado una coalición que aboga por las "calles seguras, poco congestionadas, ambientalmente responsables y eficientes". El propósito consiste en despejar obstáculos legales y administrativos para favorecer un tipo de tecnología que tendrá que convivir con las normas de tráfico.
Muchos intereses en juego
Son muchas las industrias y sectores que entran en juego en la nueva forma de producir automóviles, y no todas están controladas por los gigantes de las tecnologías de la información. Los observadores consultados coinciden en que las mayores aportaciones disfrutadas por la industria del motor proceden de la tecnología y no de la mecánica. Y eso no tiene vuelta de hoja. La velocidad de desarrollo que proporciona el software y las telecomunicaciones marcarán distancias entre las compañías automovilísticas que se abrazan a la digitalización y las que prefieran los métodos tradicionales.
Todo lo anterior lo refrenda la consultora Lux Research, que considera que el coche autónomo generará un negocio de 87.000 millones de dólares (77.700 millones de euros) en el año 2030. De esta suma, el software acaparará la mayor porción de la cadena de valor, con más de 10.000 millones de dólares (casi 9.000 millones de euros). Por unas cosas y otras, la tercera pantalla ha encontrado su espacio en el salpicadero y de ahí ya no habrá quien lo quite. Todo lo contrario. Cada vez ganará más presencia, extendiéndose hacia el parabrisas, hasta hacerla más valiosa que el propio volante.
Fuentes de Nissan consideran que el coche autónomo es mucho más que software, ya que requiere la perfecta integración con los propulsores, sistemas de frenado, dirección, carrocería, equipamiento, por lo que consideran que Google por sí misma no podría dar la vuelta al negocio. Tampoco podría hacerlo Microsoft o Apple, en el supuesto de que en algún momento salga al paso de los rumores relacionados con el misterioso iCar.
El paralelismo que existe entre la industria del motor y el de la telefonía móvil es evidente. En ambos, las compañías tecnológicas desempeñan un papel fundamental. Apple ha sido capaz de crear su propio móvil, el iPhone, en el que ha desarrollado todo su software. Sin embargo, Google y Microsoft lo han intentado en el mismo terreno con experiencias no del todo satisfactorias. Esta lección se proyecta ahora sobre el negocio del motor para llegar a la conclusión de que hardware y software se necesitan mutuamente, y de forma equilibrada.
Sobra decir que la seguridad es lo primero. Aclarada esa premisa, el resto de las consideraciones resulta algo secundario. La firma Volvo resume el sentir del conjunto de la industria en un compromiso que pretende cumplir a partir de 2020: que ningún tripulante de un nuevo vehículo de esa marca fallezca en un accidente de tráfico. Sólo en Estados Unidos fallecen en carretera más de 33.000 personas al año, de los que la mayoría de ellos son jóvenes de entre 15 y 29 años.
Se salvarán 750.000 vidas al año
"Los coches conectados podrán salvar hasta 720.000 vidas al año y prevenir alrededor de 30.000 lesiones por accidentes de tráfico". Así lo estima un reciente estudio de la consultora Accenture, titulado 'Nuevas soluciones digitales para mejorar la calidad de vida de las personas'. El trabajo destaca la valiosa aportación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para ayudar a alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para 2030.
En el mismo informe, Accenture aboga por "reducir la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero y conducir la transformación de los mercados hacia las energías renovables, reduciendo las emisiones de carbono en un 20 por ciento para 2030". Los pilotos automáticos evitarán los fallos humanos al volante, como ocurre en la aviación. El procedimiento en caso de incidente será el siguiente: el sistema alerta al conductor para que tome el mando y el volante varios segundos antes de que sea necesaria su intervención. De no hacerlo, el propio vehículo reducirá su marcha y se detendrá en la calzada.
La firma Volvo resume el sentir del conjunto de la industria en un compromiso que pretende cumplir a partir de 2020: que ningún tripulante de un nuevo vehículo de esa marca fallezca en un accidente de tráfico. Solo en Estados Unidos fallecen en carretera más de 33.000 personas al año, de los que la mayoría de ellos son jóvenes de entre 15 y 29 años.
Carreteras inteligentes
En la conferencia 'Mi camino hacia la conducción automatizada', María Belén Aranda, directora del Proyecto Conducción Automatizada de Bosch, estimó que el país necesita invertir alrededor de 3.000 millones de euros en la mejora y adaptación de las carreteras para que puedan acoger vehículos conducidos totalmente por máquinas, sin intervención del hombre. Según apunta el sitio especializado Car&Driver, dicho presupuesto se destinará a infraestructuras inteligentes que "permitan al coche autónomo disponer con antelación de la información de desvíos alternativos u obstáculos temporales por modificaciones en la vía como las obras".
La compañía Bosch tiene claro que "en 2018 los coches añadirán asistentes de guiados, en 2020 funcionarán auténticos pilotos automáticos para autopista y en 2025 los coches serán cien por cien autónomos, con el conductor como mero supervisor", según indica la misma web especializada.
Por el momento, los programas de conducción autónoma se pueden utilizar únicamente en autovías o autopistas de un solo sentido de circulación. Algunas marcas como Nissan estiman que el coche autónomo se podrá utilizar en vías de doble sentido a partir de 2018 y en zonas urbanas en 2020.
El proyecto UK-CITE de Jaguar Land Rover, dotado con 5,5 millones de libras, permitirá crear la primera ruta capaz de probar los sistemas de comunicación entre vehículos sobre carreteras públicas del Reino Unido, sin que suponga un peligro para el propio conductor ni para el resto de los coches.
La ruina para las compañías de seguros
Warren Buffet, posiblemente el inversor más prestigioso y aclamado del mundo, no se mordió la lengua días atrás cuando le preguntaron sobre el coche conectado: "Será ruinoso para las compañías de seguros". En opinión del gurú, el desarrollo de este tipo de vehículos reducirá a la mínima expresión los accidentes, lo que a su vez pondrá en un brete al sector de seguros. En algunos países, no se descartaría que la cobertura dejara de ser obligatoria para aquellos usuarios de vehículos con siniestralidad cero. Dicho vaticinio parece propio de ciencia ficción, pero podría ganar consistencia en cuanto se democratice este tipo de tecnología.
En la actualidad, los errores humanos son los responsables del 94% de los casos de accidente de tráfico, porcentaje que desaparecerá con el coche autónomo. Según explicó en una reciente entrevista para la cadena estadounidense CNBC, el consejero delegado del grupo Berkshire Hathaway no concede mucho futuro a su negocio en la aseguradora Geico, en la que participa su compañía, puesto que "perderá dinero en cuanto los coches que se conducen por sí mismos comiencen a extenderse en el mundo". Según añadió, "en cuanto no existan accidentes, no será necesario contratar un seguro".
Como no podía ser de otra forma, las mismas conclusiones de Buffett también las comparte el vicepresidente de Berkshire Hathaway, Charlie Munger, quien mantiene que "la gente que quiera circular más rápido de lo debido se encontrará que resultará imposible gracias a los límites de velocidad programados en los vehículos, ya que el software no lo permitirá". De lo anterior se desprende que -a largo plazo- lo que es una excelente noticia para la humanidad, como es la reducción de los accidentes de tráfico, sería un varapalo para las aseguradoras.
En el caso de España, según datos del laboratorio de estadísticas del seguro (ICEA), el 17,6% de los ingresos del sector de seguros se corresponde con el nicho del automóvil. Eso equivale a más de 10.046 millones de euros al año, de un total de 56.833 millones. En ese escenario, el mercado del seguros no sufre por esta amenaza latente. "Cuando el coche autónomo sea una realidad generalizada, el sector deberá inventarse otro tipo de póliza, algo que solo ocurrirá en el largo plazo", indican fuentes del sector.