
Tesla no cesa en sus intentos de captar una mayor cuota de mercado, más si cabe en una coyuntura en la que su imagen se ha visto empañada tras los accidentes relacionados con los pilotos automáticos así como por la investigación que ha iniciado la Securities Exchange Comission (SEC, el organismo gubernamental equiparable a la Comisión Nacional del Mercado de Valores) para esclarecer por qué la entidad tardó más de un mes y medio en hacer público el accidente mortal.
Para ello, la empresa que dirige Elon Musk ha optado por repetir la estrategia que hizo hace un mes con el Tesla Model S, pero aplicándola en el Tesla Model X "dado el éxito que ha tenido en el Tesla Model S60 y 60D": cobrar 9.000 dólares (sobre 8.000 euros) por actualizar el software del vehículo.
Tesla ofrece una nueva versión de su SUV que equipa la misma batería que la que porta la versión incial (de 75 kWh), pero con un software integrado que limita la capacidad de la batería a 60 kWh, lo que supone reducir su autonomía 60 kilómetros y entorno a 320 km de recorrido con una sola carga. A cambio, el precio de partida del vehículo se rebaja desde 83.000 a 74.000 dólares y, si el usuario se arrepiente después de haber escogido la versión limitada, deberá abonar esos 9.000 dólares de diferencia y recuperar así la plena autonomía.
No obstante, la capacidad de aguante de la batería es el único factor que se ve mermado en esta versión ya que el vehículo ofrece las mismas prestaciones técnicas que el Model X de 75 kwh: acelera de 0 a 100 km/h en seis segundos y alcanza una velocidad máxima de 210 km/h.