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Radiografía de los coches de ultralujo: por qué Rolls-Royce crece más que Ford

El CEO de Rolls-Royce, Torsten Müller-Ötvös, posa junto al Ghost II Series y al Wraith | Archivo

El segmento de los coches de ultralujo lleva viviendo durante los últimos años su edad de oro, gracias al incremento de su potencial demanda. Hasta tal punto que los Bentley, Ferrari o Rolls-Royce se venden ya a mejor ritmo que los coches a los que puede aspirar el común de los mortales.

Algo extraño sucedió hace dos años para el sector de los fabricantes de automóviles de superlujo. Rolls-Royce, la marca de coches por excelencia para los que prefieren ser llevados más que conducir, famosa por el espacio y el confort de sus modelos, desveló entonces un vehículo de sólo dos puertas con un motor del tamaño de un pequeño jacuzzi, el bautizado como Wraith, que adoptaba una clara vocación deportiva inédita hasta el momento en la marca.

"Estamos evolucionando", concede el presidente de Rolls-Royce para América del Norte Eric Shepherd sobre el cambio hacia un modelo más deportivo. "Coge a un chico de 22 años de edad que acaba de vender su empresa de aplicaciones por 22 millones de dólares. Cuando se pone detrás del volante de un Wraith, está atrapado", justifica.

Pero las cosas se han vuelto aún más insólitas desde entonces en el mercado de los automóviles de ultralujo, que parecen multiplicarse cada vez más tomando formas inesperadas. Especialmente en el segmento de los SUV, donde los fabricantes populares y premium llevan una década de profunda incursión generando una moda a la que se están sumando también las marcas más lujosas y exclusivas.

Traiciones para atraer a más demanda

Siguiendo la estela del Porsche Cayenne, otras firmas automovilísticas de la más alta gama se han decidido a 'traicionar' sus principios deportivos o a sus lujosas berlinas para ofrecer modelos todocaminos en su gama. Bentley confirmó su intención de fabricar un SUV en 2013, en una decisión que ha sido seguida por Rolls-Royce, de forma oficial, la semana pasada. Pero no son los únicos, otros como Lamborghini o Maserati también planean lanzar próximamente un vehículo con rasgos de todoterreno.

Sólo Ferrari escapa a esa tendencia tan de moda en estos días, pero ello no significa que no haya traicionado su filosofía tradicional: el reciente LaFerrari, un híbrido de 963 CV, se convertía en el primer Cavallino en llevar un motor eléctrico, con todo lo que ello conlleva en términos de contradicción con la historia de la marca de Maranello.

Pero, yendo al grano de la cuestión, ¿a qué responde esta búsqueda impulsiva de llenar todos los huecos posibles de la demanda?

Gracias a una economía alcista y al progresivo aumento de multimillonarios por todo el mundo, los fabricantes de automóviles que atienden a los más ricos, finalmente han comenzado a darse cuenta de que han subestimado drásticamente a su demanda durante estos últimos años. Y esa realidad les ha llevado impulsar una nueva generación de interesantes modelos que han ensanchado el panorama del mercado automovilístico de ultralujo.

Los coches más caros se venden mejor

Y no parece que les esté saliendo demasiado mal: a día de hoy, y a diferencia de décadas pasadas, los coches que más rápido se venden a nivel mundial son también aquéllos que más cuestan.

En los últimos cinco años, las matriculaciones mundiales de las siete marcas de coches de superlujo más importantes (grupo que incluye a Ferrari, Lamborghini, Porsche, Aston Martin, Bentley, Rolls-Royce y Maserati) han aumentado en un 154%, superando con creces el crecimiento del 36% de media en las ventas totales de automóviles en todo el mundo.

Es cierto que gran parte de ese alza ha venido de Maserati y Porsche, dos compañías que venden muchos de sus vehículos por menos de 100.000 euros. Pero incluso excluyendo estas marcas, el segmento de los coches más lujosos ha crecido en un 62% desde 2009.

Los registros de Rolls-Royce, por su parte, han aumentado en casi cinco veces. Casi 10.000 nuevos Bentley salieron al asfalto el año pasado, un incremento del 122% con respecto a 2009, mientras que Lamborghini acumula un aumento del 50% al superar las 2.000 unidades vendidas.

En busca de la máxima exclusividad

Para una clase creciente de clientes, incluso los vehículos de mayor precio no tienen suficiente atractivo si proceden de un fabricante de automóviles con un alto volumen de ventas, carentes de los niveles de exclusividad de los mencionados anteriormente. "BMW cuenta con una amplia gama, pero algunas personas encontrarán que no les diferencia lo suficiente", explica Xavier Mosquet, director de la división de auto en Boston Consulting Group. Rolls-Royce, una marca propiedad de BMW, podría asumir una fracción del negocio de su padre corporativo, pero Rolls también está para dar la bienvenida a aquellos que sienten que un 'simple' Serie 7 no es suficiente.

Mientras tanto, gran parte de los potenciales clientes del auge en las ventas de coches de superlujo se dividen entre el grupo Fiat Chrysler, que posee Ferrari y Maserati, y el Grupo Volkswagen, que tiene a Bentley, Lamborghini y Porsche en su garaje de gama alta.

El auge de este negocio, en su mayoría, proviene de una simple relación entre oferta y demanda: el creciente número de consumidores acaudalados quiere cada vez juguetes más opulentos. Al final del año pasado, alrededor de 211.000 personas a nivel mundial tenían un patrimonio neto de al menos 30 millones de dólares, lo cual supone un aumento del 13% desde 2011, según un informe de UBS y la firma de investigación Wealth-X. Para una persona con este nivel adquisitivo, la compra de un coche por unos 100.000 euros no parece una decisión importante. Es como si un consumidor medio con 45.000 dólares gastara unos 1.350 en un coche usado.

Si los fabricantes de coches ejecutivos amplían su público objetivo a aquellos consumidores con al menos 10 millones de dólares, entonces la cifra de clientes potenciales se dispara a casi 700.000. "El número de personas que puedan disfrutar de un producto de lujo no es un factor limitante", afirma Christophe Georges, director de marketing y estrategia de producto de Bentley. "El mercado tiene el potencial de ir mucho más allá".

Los nuevos mercados

Como el pastel ha crecido, los fabricantes de automóviles han llevado a cabo un trabajo más exhaustivo de rastreo de los gustos y necesidades de los nuevos grandes ricos para convencerlos de que merece la pena invertir su dinero en sus productos. "Gran parte del crecimiento se ha disparado por las nuevas geografías", advierte Mosquet.

China, en particular, ha sido el mercado más propicio para este mercado. El porcentaje del volumen de ventas de automóviles de ultralujo ha aumentado del 12 al 27 por ciento en los últimos cinco años, según IHS Automotive. Para Maserati o Rolls-Royce, por ejemplo, China es ahora un mercado más grande que toda Europa.

Pero el crecimiento también se está extendiendo por el resto de Asia, Oriente Medio y África, las regiones donde la cifra de personas sobre esa barrera de los 30 millones de dólares está creciendo más rápido que en cualquier otro lugar del mundo, de acuerdo a UBS y Wealth-X.

"Confección a medida"

Las empresas de automóviles también están haciendo un mejor trabajo de segmentación de precios, la práctica de separar a los clientes por la disposición a pagar. Para miles de consumidores de élite, no hay mucha diferencia entre el gasto de 300.000 euros en un coche y 1,2 millones en una versión más exclusiva del mismo modelo. Esto explica la reciente erupción de supercoches deportivos producidos en pequeñas cantidades: Ferrari sólo hizo 499 del ya citado LaFerrari, mientras que Porsche hizo lo propio con sólo 918 unidades de su 918 Spyder, de nuevo un deportivo híbrido que superaba los 800.000 euros; Lamborghini, por su parte, batió todas las marcas al ofrecer únicamente tres unidades del Veneno por más de 3 millones de euros.

Por otro lado, los fabricantes de supercoches que no tienen por objetivo disparar el velocímetro, se han centrado, mientras, en la oferta de opciones de personalización. Cuatro de cada cinco Rolls-Royce vendidos en 2014 pasaron por lo que el fabricante de automóviles llama su "confección a medida", con infinidad de posibilidades extra entre las cuales está el cosido artesanal de cientos de diamantes en el forro del techo para que parezca a un cielo nocturno con el patrón de la constelación evidente en una fecha específica.

Todo, claro está, pasando por caja: no es inusual que este tipo de extras disparen el precio de un Rolls por encima de los 600.000 euros. "Cumplimos con el deseo de nuestros propietarios de gastar su dinero de manera creativa", dice Pastor. "Si se hace que el coche sea totalmente único, será mucho más valioso para ellos".

Pero todas estas nuevas tendencias en este mercado pueden quedarse cortas de aquí a finales de la década. La consultora IHS Automotive espera que el mercado de coches de superlujo crezca un 21% más en los próximos dos años, lo cual, visto lo visto, pueden llevar a las marcas de automóviles de ultralujo a volar más allá de su historia y tradición con sus próximos planes.

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