El anuncio de la llamada a revisión masiva de 3,1 millones de coches realizado ayer por las automovilísticas japonesas ha despertado reacciones contrarias entre los consumidores: por un lado, hay quienes celebran la honestidad de estas marcas al reconocer y subsanar sin coste alguno los defectos de fábrica, pero al mismo tiempo también los hay que claman contra los controles de calidad que no logran evitar dichos fallos antes de que salgan de su factoría.
En este último grupo se posicionó ayer la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) tras conocer la retirada masiva de los Toyota, Honda, Nissan y Mazda. "Estos hechos empiezan a ser demasiado frecuentes", aseguran desde esta institución, añadiendo que "lo deseable sería que no se pusiera en el mercado un automóvil hasta que no se haya comprobado que no existe ningún problema en su equipamiento de seguridad".
Y es que en los últimos meses, el mercado ha asistido a una oleada de llamadas a revisión por parte de diferentes fabricantes que van desde los coches premium de BMW o Audi a otros más populares como Renault o Mazda.
Debacle de la fiabilidad de Toyota
Pero sin duda, el peor parado en lo que a llamadas a revisión se refiere es Toyota. En menos de un año, el gigante del automóvil japonés, que siempre ha gozado de una alta imagen de fiabilidad, ha llevado a cabo cuatro retiradas masivas de vehículos.
El pasado mes de agosto, fueron 1,4 millones de Auris, Avensis y RAV4 para comprobar el ajuste de la suspensión trasera; la más dramática, en octubre, afectó a 7,4 millones de Yaris, Corolla, Auris y RAV4 por un defecto en el funcionamiento del pulsador del elevalunas delantero derecho; y otras 2,77 millones de unidades de sus modelos Corolla y Prius fueron retiradas en noviembre por problemas con el mecanismo de dirección y en la bomba de agua del sistema híbrido. La última acción preventiva fue la conocida ayer por un fallo en el airbag del copiloto, aunque ésta también afectó a sus compatriotas.
Chevrolet se 'electrocuta' con el Volt
