
El atractivo nicho del mercado de coches premium en China está llevando a buena parte de los fabricantes occidentales a desembarcar en el gigante asiático con sus marcas de lujo, con el fin de aprovechar las oportunidades que le ha dejado de brindar la demanda en Europa y EEUU. El último en hacerlo será Ford.
Antes tomaron la misma decisión otros como General Motors, que han creído en su capacidad para hacer frente a los líderes indiscutibles del segmento en China: Audi, BMW y Mercedes-Benz. Ahora, es el fabricante de Detroit el que ha declarado su intención de competir con los anteriores por medio de su submarca de lujo Lincoln, a partir de 2014. El objetivo es atractivo: las previsiones apuntan a que la compra-venta de automóviles premium en China se duplicará para finales de década hasta superar a EEUU como segundo mercado a nivel global; y Ford quiere su parte del pastel.
"La decisión de traer una marca de lujo a China es una decisión valiente, pero necesaria", asegura Bill Russo, asesor en Bozz & Co. en Pekín. "Si eres una compañía global con marcas locales, tienes estar en China".
Un solución forzosa al problema de Ford
Tampoco le quedan muchas salidas más a Ford, que ha visto cómo sus ventas han caído un 60% en dos décadas. Ahora, el mercado premium se presenta como una buena vía de escape a ese declive. Para ello, con el objetivo de impulsar esta división, planea el lanzamiento de hasta siete nuevos modelos de Lincoln hasta 2015, con especial atención hacia el público joven. "Lincoln es una parte importante de nuestro plan", admite el consejero delegado de Ford Alan Mulally, quien también explica que la marca de lujo "marca el próximo paso en nuestra expansión en Asia y nuestro compromiso con los consumidores del mercado premium".
Ford tiene razones para expandirse, pues sólo representa el 2,4% del mercado chino, frente al 19% de Volkswagen y el 10% de General Motors, mientras que su presencia en el segmento de lujo es prácticamente inexistente.