
El acuerdo que firmó Toyota hace unos días con BMW para equipar motores diésel del fabricante de Múnich en sus vehículos comercializados en Europa, con el que pretende vencer el desfase tecnológico sufrido en los últimos años, levantó algunas dudas sobre si también Lexus, competidor de BMW en el segmento premium, también se beneficiaría de esta colaboración.
Como cabía esperar por su condición de competencia, desde BMW se han apresurado a aclarar que "no está previsto que los motores se utilicen en Lexus. No estamos preocupados", afirma su jefe de desarrollo, Klaus Draeger, en declaraciones al periódico alemán WirtschaftsWoche.
También en Toyota han querido desmarcarse de esta posibilidad. "El acuerdo con BMW no incluye el suministro de sus motores a Lexus", zanjó el portavoz del gigante japonés, Etienne Plas, a Automotive News.
Por su parte, Toyota parece tener pensada una estrategia bien definida para su filial de lujo. En Europa, con unas cifras de ventas notablemente inferiores a las de los fabricantes premium alemanes (24.623 frente a 590.453 unidades), Lexus aspira a ejercer el liderazgo en el segmento de alta gama para vehículos híbridos. Prueba de ello es el lanzamiento de modelos como el nuevo GS o el CT 200h, equipados con este tipo de tecnología.