
El reciente acuerdo que ha firmado Toyota en los últimos días para equipar motores BMW en sus modelos comercializados en Europa constituye la confirmación de que la firma japonesa ha puesto fin a su tradición de negocio autosuficiente.
A raíz de la mala racha que ha sufrido Toyota, con múltiples llamadas a revisión de sus modelos y la catástrofe que supuso el terremoto de Japón, y la consecuente pérdida del liderazgo mundial en la industria automovilística en favor de General Motors, su nuevo presidente ejecutivo, Akio Toyoda, ha decidido impulsar una política de cooperación con otras firmas del mercado.
Al acuerdo con BMW, deben sumársele otros similares con distintas empresas, como el suscrito en 2010 con Tesla Motors para equipar baterías de litio en sus modelos eléctricos. Este cambio en la gestión del gigante nipón ilustra la impotencia de Toyota ante el adelantamiento de grupos como GM o el coreano Hyundai. Akio llegó a la conclusión de que "Toyota se había vuelto demasiado insular, que necesitaba abrirse más, tener más acceso al exterior", según sus propias palabras.
Toyota, un paso por detrás de la industria
Akio parece haberse dado cuenta de que buena parte de la industria va a un paso por delante y, en lugar de escudarse en un orgullo herido, ha decidido rodearse de los fabricantes punteros en cada área del mercado. "Si Toyota no alcanza acuerdos con otras empresas para recibir ayuda en la tecnología, no será capaz de mantener la cuota de mercado", afirma Mitsushige Akino, jefe de administración de fondos en Ichiyoshi Investment Management.
No obstante, el acuerdo con BMW es muy diferente a otros anteriores, pues será el único que produzca beneficios directos para Toyota. El resto son "acuerdos pequeños y asilados", explica Mariann Keller, analista de la industria automovilística.
Los tiempos han cambiado para Toyota
La estrategia de caminar en solitario funcionó para Toyota durante la última década, prueba de ello es el liderazgo que ha ejercido en los últimos tres años. Sin embargo, los tiempos han cambiado y el gigante japonés se ha quedado atrás. Ahora, "las alianzas apoyan el objetivo del ejecutivo de dar a los vehículos de Toyota un rendimiento con más carácter", dijo Ed Kim, analista californiano de la industria en AutoPacific.
Toyota se ha dado cuenta de que necesitan abrirse al exterior y cooperar con otras empresas para recibir ayuda en aquellas áreas en que las que su posición se ha debilitado. Sólo así podrá sobrevivir a su particular depresión y, en última instancia, volver a pelear por el liderazgo mundial; y, quién sabe, quizás recuperar el ambiciado trono.