
Lo que está sucediendo esta temporada en la Fórmula 1 constituye una situación inédita en los últimos años de esta competición. La indiscutible supremacía de Red Bull ha sido vista por la FIA como una amenaza para la emoción y el espectáculo, por lo que todo su empeño este año ha sido frenar, por todos los medios, el avance definitivo de la escudería 'energética'.
Pero no importa cuántos obstáculos se impongan en la trayectoria de Red Bull en este Mundial, pues el equipo del 'toro rojo' siempre acaba venciéndolos y dando muestras de su insultante superioridad.
Varias son las medidas que la FIA ha aprobado con el fin de neutralizar la notable diferencia existente entre Red Bull y el resto para igualar así la competición, en aras de evitar que la falta de emoción acabe con el espectáculo y, por tanto, con la movilización de los aficionados a la Fórmula 1.
Primero se limitó el uso del difusor soplado, pero esta restricción apenas tuvo efecto alguno en el equipo liderado por Adrian Newey. Después se prohibió cambiar la configuración del motor de la calificación a la carrera, estrategia de la que Red Bull había sacado un gran provecho: en Valencia tampoco les afectó. Y, finalmente, se acordó prohibir totalmente los escapes soplados, a partir del GP de Gran Bretaña que se celebra este fin de semana en Silverstone.
Red Bull, justo ganador
Pero, hasta el momento, Red Bull ha demostrado con creces que es justo ganador porque tiene mejor coche que el resto. Ahora falta saber en qué medida le afectará esta última restricción a la actuación del RB7: con la prohibición del cambio del mapa de motor, tendrán que elegir en qué centrarse, si en calificación o en carrera, pues una configuración pensada especialmente para la clasificación sería prácticamente inviable para la carrera; además, sin los difusores Red Bull verá perjudicada su carga aerodinámica en un circuito en que, precisamente, la exigencia en este aspecto es bastante alta.
Hace unos días, el máximo asesor de Red Bull, Helmut Marko, afirmaba que el monoplaza perdería hasta medio segundo por vuelta; sin embargo, no sería la primera vez que se prevé un bajón en el rendimiento del RB7 y, cuando llega la carrera, éste se mantiene, como mínimo, al mismo nivel.
Ya nadie duda de que Red Bull tiene el mejor coche (¿y el mejor piloto?) y que, hoy por hoy, es digno merecedor del título Mundial pero... ¿Sabrá resistir el acoso y mantener la ventaja en la general hasta el final de la temporada? ¿Seguirá la FIA intentando igualar a Red Bull con el resto de equipos? Probablemente, esta disyuntiva quede prácticamente resuelta este fin de semana en Silverstone, por lo que habrá que permanecer atentos a Gran Bretaña para anticipar cuál será el devenir del campeonato.
¿Es porque Red Bull no es una escudería histórica?
Cabe preguntarse si el constante afán de la FIA por igualar a Red Bull al resto de equipos es producto de un cierto elitismo en el seno de la organización de la Fórmula 1. Siempre ha habido períodos en los que la superioridad de una escudería era manifiesta y rotaba entre los distintos equipos. Ferrari, Williams o McLaren constituyen un buen ejemplo de ello.
No obstante, nunca existieron medidas tan directamente dirigidas a reducir esa ventaja. Sin ir más lejos, el Ferrari de los siete títulos de Michael Schumacher siempre fue notablemente superior al resto, sin que ello supusiera la imposición de limitación alguna por parte de la FIA.
Ahora, cuando es prácticamente un recién llegado a la competición el que gana con claridad, parece crecer el celo de los grandes equipos y que su presión se traduce en esa lucha por neutralizar la amplia ventaja de Red Bull.
El propio Newey ha insinuado que Ferrari podría estar detrás de las prohibiciones que previsiblemente afectarán a Red Bull: "Ferrari probablemente no ha podido hacer trabajar sus escapes de la forma correcta, así que estarán felices de volver atrás".