Acaba de ser elegida coordinadora de la RedOTRI de universidades españolas. Un cargo desde el que quiere impulsar las relaciones entre la empresa y las instituciones académicas para avanzar en la transferencia de conocimiento e innovación. El último informe ?Investigación y Transferencia de conocimiento en las universidades españolas 2015? de CRUE se refleja una ligera recuperación al alcanzar los 468 millones de euros en transferencia de conocimiento vinculada a la investigación contratada y colaborativa, así como en contratos de apoyo técnico, prestaciones de servicio y los convenios de cátedra universidad-empresa. Una cifra que, sin embargo, está lejos de los 634 millones de euros de 2010. Además, está el reto de incrementar las 113 empresas creadas de base tecnológica o spin-offs y de dotar a la red OTRI de más profesionales.
¿Qué objetivos se ha marcado como coordinadora de la RedOTRI de Universidades?
La RedOTRI tiene la misión de coordinar la transferencia de innovación tecnológica que se realiza en las universidades. Como objetivos principales, vamos a intentar que esta transferencia sea bien reconocida, puesto que en algunos sectores todavía, a pesar de hablar mucho de ella, no es reconocida. En la CRUE, a través de esta red, tenemos la misión de que se reconozca y de que haya una serie de indicadores para los propios profesionales con el fin de que sean bien reconocidos tanto a nivel técnico como académico. En el plano académico, me refiero a los investigadores que se dedican a ello y que hoy por hoy no es una labor reconocida y, para los técnicos -que para mí es una tarea muy importante-, hay que mejorar mucho la formación y el reconocimiento de plantillas estables para que sean estructuras reconocidas dentro de las propias universidades.
También es muy importante la comunicación y la colaboración entre la universidad y la empresa. A pesar del esfuerzo que se está haciendo, y en muchas universidades se trabaja muy bien en estos campos, necesitamos conocernos y confiar. Nosotros necesitamos saber que necesitan las empresas y ellas conocer qué fortalezas tenemos para poder avanzar.
¿Por qué no se reconoce la labor de los profesionales?
No digo que no se reconozca en parte, sino que no está bien reconocida. Hay un término que se denomina sexenio, que es valorado a nivel nacional con indicadores que no tienen nada que ver con la transferencia. Se valora si has publicado algún artículo en una revista de impacto y no se tiene en cuenta si tienes una patente licenciada o si has creado una empresa o tienes contacto con el tejido empresarial. Ahí es donde hay que incidir porque es complicado que la gente se dedique a algo que luego no se le valora. Se hace cada vez más transferencia y se colabora, pero hay que conseguir el reconocimiento de ese trabajo.
¿Cómo es la relación entre la empresa y la universidad?
Las relaciones son cada vez mayores. De hecho, un ejemplo es que hay muchas universidades que han desdoblado estos vicerrectorados en política científica y en transferencia e innovación tecnológica. En las reuniones de la CRUE se habla de transferencia e innovación tecnológica, pero todavía el discurso político -que cada vez es mayor en el sentido de que hay que colaborar más con la empresa y transferir el conocimiento-, no coincide con el presupuesto. Entonces es complicado. El presupuesto se ha reducido y el número de convocatorias también.
Y otro problema es que a las empresas españolas, aunque hay muy buenas colaboradoras, todavía les falta dar ese paso de tener una visión a medio plazo y no inmediata. A veces para hacer la innovación hay que esperar. A esto se añade que tenemos muchísimas pymes y en la pequeña y mediana empresa es todavía más difícil tener un departamento de I+D. Pero para eso estamos las universidades, para ayudarles a salir adelante y poner productos en valor que les permitan abrir más mercados. Pero para esto último, tiene que haber personal preparado específico para ser promotor tecnológico y técnicamente cualificado, que tiene que ser reconocido. Si dependemos de una ayuda, que un año puedes tenerla y otro no, es muy complicado trabajar.
¿Existe una dependencia excesiva de las ayudas?
Existen modelos diferentes. Hay universidades que tienen un presupuesto concreto, pero la mayoría son dependientes de los presupuestos de la universidad. Además, tenemos una limitación en el capítulo I. Aunque quisiéramos y tuviéramos dinero no podemos sacar plazas a concurso por las limitaciones de la tasa de reposición. En Aragón, por ejemplo, se está haciendo un esfuerzo importante con la ley de la Ciencia. Falta inversión en este tema.
¿Y qué hace falta para que universidad y empresa se acerquen más?
Por ejemplo, en la Universidad de Zaragoza, por mi experiencia que se traslada a otras universidades, hemos puesto toda la oferta tecnológica en la web y el catálogo interactivo, pero no se utilizan. Es lo de siempre. Los medios están pero hay tanta información que no la empleas. Pertenecemos a los clusteres, pero todavía hay recelos. Además, hay muchas pymes que no participan porque están ahogadas en su día a día. Creo que lo que mejor funciona es el ?Toc Toc?, pero para ir de puerta en puerta y conocerte necesitamos profesionales y las plantillas de las OTRIs son todavía muy escasas. Luego hay otra cuestión, las empresas españolas tienen que hacer un esfuerzo y dar un giro a confiar, a conocer y a no tener miedo a la administración que, aunque siempre tenemos la crítica de ser lentos, creo que en las OTRI, si algo nos caracteriza, es lo contrario.
¿Cómo se puede impulsar esa confianza en las administraciones públicas?
Las empresas tienen que confiar en que las administraciones públicas podemos darles un valor que de otra forma no lo van a tener. Esto se demuestra con casos de éxito, patentes... y ellas tienen que poner un poco mas de confianza en una inversión que no es inmediata. Tiene que ser a medio plazo. A veces tienes un resultado que les puede dar una solución pero necesitan ver, por ejemplo, físicamente el prototipo y no hay ayudas públicas prácticamente para pasar ese valle de la muerte, es decir, desde que la idea va a dar un resultado hasta que se convierte en algo comercial. Las empresas españolas todavía no están acostumbradas a esa inversión. Hay algunas ayudas. Por ejemplo, el CDTI está haciendo un trabajo importante para este tipo de proyectos en común. Hay que arriesgar juntos, de la mano, hacia una innovación abierta que les produzca un producto y un beneficio.
¿Se necesitan medidas específicas para las pymes y evitar ese "ahogo" de su día a día?
Para evitar ese ahogo, las OTRIS tienen expertos en preparar el papeleo. En Europa está el Instrumento Pyme y hay dinero, pero pocas empresas se arriesgan a pedir este tipo de productos. Ahí las OTRIS tenemos un papel fundamental porque conocemos el instrumento, cómo prepararlo. Hay que lanzarse, tener confianza y valorar esa innovación que me va a poner en el mercado y no mirar tan a corto plazo.
En creación de empresas de base tecnológica o spinoffs, ¿hay que seguir avanzando?
Hay labor por hacer, pero está habiendo un cambio fuerte en las universidades. Nosotros lo hemos hecho en estos últimos cinco años y el resultado es bueno. Si desde la dirección política de las universidades se lanzan presupuesto y programas para quienes tienen una idea innovadora o que tenga como base la investigación, se puede llegar a convertir en una empresa. Esto funciona. Nosotros hemos pasado de 1,3 empresas creadas hace cinco años a siete empresas creadas al año. Es un cambio fundamental. Pero lo hemos hecho desde dentro. No es alguien que tiene una iniciativa personal que está más solo que la una, sino que se le acompaña en el proceso y se crean incubadoras para esos primeros momentos porque puede ser un ingeniero que no tiene ni idea de marketing o negocio o, al revés, alguien que sabe de marketing o negocio pero le falta el producto innovador. Dentro de la RED OTRI hay una sección específica para empresas de base tecnológica.
¿Cómo ve la innovación en España?
La situación es complicada. Quiero creer que va a cambiar, pero los datos no me lo indican. Esa es la realidad. Los presupuestos este año recortan todavía más y mucho presupuesto que va destinado a las empresas no se ejecuta por avales, las condiciones, son préstamos? no lo cogen las empresas. Es una situación complicada y nos hemos retrasado mucho en este tema, aunque nos habíamos posicionado bien.
Ahora, parece que empieza a haber una cierta luz. Los datos de la Secretaría de Estado dicen que en proyectos europeos hemos avanzado más. Pero no responden las cifras. Solo hay que ver lo que hacen los países de alrededor y darnos cuenta de que invirtiendo un tanto por ciento del PIB cambiaría la situación, pero estamos lejos todavía y hay que hacer un esfuerzo porque se saca una convocatoria en junio y cuando se quiere resolver es diciembre y hemos perdido un año.
A ello se suma un gran problema: la captación de talento. España forma bien a los alumnos de Grado e invierte en las universidades públicas y en que se sigan formando en el master, continúen siendo doctores. También se invierte incluso en lanzarlos a hacer el postdoctorado. Pero, cuando ya están preparados y pueden competir, pedir proyectos, liderar líneas de investigación? no hay suficientes programas de captación ni suficientes figuras reconocidas en las universidades, aunque tuviéramos dinero para atraer ese talento. Al postdoctorado, que es hacer una investigación de excelencia, hay que darle una vuelta o perderemos comba. Los países de alrededor son todo lo contrario: son competitivos y se los están quedando. No podemos traer a nuestros jóvenes formados. Solo tenemos el programa Ramón y Cajal y el Juan de la Cierva y son pocas plazas. No es suficiente.
¿Qué soluciones pueden ponerse para impulsar la innovación?
Invertir, decir que hay prioridad en la I+D+i, hacer una Ley de la Ciencia a nivel nacional que no dependa de cuestiones políticas ni de quién esté gobernando y flexibilizar las figuras de la ley porque no todo el mundo tiene que llegar a ser catedrático, funcionario ni titular. Las carreras laborales con estabilidad dedicadas a la investigación pueden solucionar estas situaciones. No hay que hacer más cosas.
Lugar y fecha de nacimiento: Zaragoza, 10 de enero de 1958.
Formación: catedrática de Genética en la Universidad de Zaragoza.
Trayectoria: su carrera universitaria se ha desarrollado en la Universidad de Zaragoza en el área de Genética. Además es responsable del grupo de investigación consolidado LAGENBIO, el único laboratorio de contrastación internacional para técnicas de identificación de genética animal. Ha sido vicerrectora de Relaciones Internacionales y Comunicación (2008-2012) y es vicerrectora de Transferencia e Innovación Tecnológica en la Universidad de Zaragoza desde hace cinco años. Ahora asume la coordinación de la RedOTRI Universidades.