
En noviembre de 2017, durante la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación (WISE, por sus siglas en inglés), en Doha, Qatar, celebramos una mesa redonda con reconocidos innovadores en educación de todo el mundo. Lo que fue sorprendente fue la gran diversidad de modelos escolares representados en la mesa. En un extremo del espectro estaba Mike Feinberg, cofundador de KIPP, un modelo educativo centrado en la alta calidad y la construcción del carácter, ejecutado por un acercamiento disciplinado y estructurado a la educación. En el otro extremo estaba Ramin Farhangi, cofundador de École Dynamique, escuela francesa basada en la Escuela Sudbury Valley de Boston (EE.UU), donde se enfatiza la libertad educativa, la democracia y la responsabilidad personal. En la École Dynamique, los niños y niñas son libres de organizarse y emplear su tiempo según estimen oportuno. Estas dos escuelas no podrían ser más diferentes, sin embargo, según ciertas condiciones, ambas han alcanzado un notable éxito y otros centros emulan sus modelos educativos en todo el mundo. Finalizamos esa mesa redonda cada vez más convencidos de que cuando se trata de Educación, no hay un único modelo válido para todos.
"Can We leapfrog? The Potential of Education Innovations to Rapidly Accelerate Progress" es el último informe elaborado por Brookings, Center for Universal Education, donde a través del análisis de 3.000 innovaciones educativas diferentes de todo el mundo, se muestran cuán efectivos pueden ser los diversos enfoques. No obstante, los gobiernos todavía siguen buscando un sistema de educación que los supere a todos y que produzca los mejores resultados para cada niño y niña. En su lugar, deberían considerar desarrollar un sistema que aglutine diferentes modelos escolares que brinden oportunidades para la flexibilidad. Los Países Bajos ilustran perfectamente esta propuesta, otorgando a todas las escuelas públicas de un alto grado de independencia, lo que les permite definir su propio currículo, siempre y cuando cumplan con ciertos estándares establecidos por el gobierno.
Entonces, ¿por qué deberían los gobiernos considerar saltar de un único sistema escolar a un sistema diversificado de escuelas? Creemos que hay (al menos) tres buenas razones para hacerlo:
Razón nº 1: Diferentes estudiantes, diferentes necesidades
Al seguir un sistema de escuelas, los gobiernos pueden confeccionar escuelas para atender las necesidades de diferentes grupos de estudiantes. Por ejemplo, aunque las denominadas charter schools (escuelas chárter, o escuelas públicas independientes de EE. UU) no han obtenido porcentualmente mejores resultados que los colegios públicos, una gran cantidad de datos revelan que estas escuelas chárter urbanas han logrado efectos muy positivos en las puntuaciones de las pruebas de los estudiantes desfavorecidos. Una posible razón es que en estas escuelas, dirigidas a estudiantes desfavorecidos, se han ideado estrategias específicas para abordar necesidades específicas de sus alumnos, lo que incluye horarios escolares más amplios, más altos estándares y mayor énfasis en el desarrollo del carácter. Cada escuela varía estos parámetros, y otros, según lo que sea más apropiado a las singularidades de sus alumnos. De nuevo, es importante enfatizar que estas escuelas chárter son un modelo para dar autonomía a las escuelas.
Es más, los estudiantes aprenden mejor cuando su aprendizaje se adapta a su contexto. Según informes de la UNESCO "la inadecuada interpretación del contexto de desarrollo de un sistema educativo es una de las causas fundamentales de su irrelevancia para los contextos de desarrollo geográfico y temporal, su irrelevancia para las necesidades de desarrollo individual y colectivo, su ineficacia para su propósito y por tanto su calidad es deficiente". En nombre de la ecuanimidad, un sistema de educación uniforme termina sistemáticamente subestimando a una parte de la población, generalmente a los menos favorecidos.
Razón nº 2: Una cartera diversificada de escuelas, mejor preparación para enfrentarse a un futuro incierto
Cualquiera familiarizado con la economía y finanzas sabrá que la clave para reducir con éxito el riesgo de su cartera es diversificarla. En un mundo en el que nuestra capacidad de predecir el futuro es, en el mejor de los casos, mediocre, ¿por qué debería apostarse el futuro de una nación entera por un único enfoque en Educación? ¿Y cómo de beneficioso es para un país adoptar un modelo único de educación, especialmente cuando se ha demostrado que este enfoque se traduce en resultados muy dispares?
En debates sobre cómo preparar a los estudiantes ante un futuro impredecible, todavía seguimos escuchando frases como que "no preparen a los estudiantes para algo, prepárenlos para cualquier cosa". Podríamos decir que lo mismo se aplica a los sistemas escolares: No se trata de diseñar sistemas escolares para algo, sino diseñarlos para cualquier cosa. En una era de aprendizaje personalizado, nos preguntamos si podemos considerar la escolarización personalizada como el siguiente paso posible. Un sistema de escuelas con diversas opciones debería ser lógicamente mucho más resistente y capaz de hacer frente a lo incierto.
Razón nº 3: Un sistema de escuelas permitiría mayor experimentación e innovación
Para que la innovación en educación cumpla con su potencial de saltar etapas del progreso educativo, los gobiernos necesitan adoptar innovaciones y encontrar diferentes formas de incorporarlas a los sistemas educativos. Como especifica el informe de Brookings: "Al añadir y aumentar un conjunto cada vez mayor de opciones para abordar la educación, los gobiernos para avanzar pueden abrir caminos más fructíferos, caminos que tal vez se habían cerrado antes".
La "Innovación Gubernamental" suena casi como un oxímoron. De hecho los gobiernos de todo el mundo son conocidos por su compleja burocracia, lentitud y aversión al riesgo, que no es exactamente lo que consideraríamos una buena receta para la innovación. Sin embargo, cómo se observa por ejemplo en Finlandia y Singapur, los gobiernos pueden desarrollar e integrar una cultura de cambio, de adaptación y de innovación en la administración y gestión de la educación. Esto conlleva una mayor tolerancia a los riesgos, los fallos están controlados y en una escala mucho más pequeña. Esto además permite un dramático aumento en el número de actores involucrados en el proceso de innovación, lo que naturalmente inspira más innovaciones. Finalmente, este proceso de experimentación podría revelar enfoques muy efectivos que podrían aplicarse a gran escala.
Cada vez más, las partes interesadas en la educación piden un ecosistema educativo flexible, resistente e innovador, como se recalca en el informe Millions Learning de Brookings y en el informe Learning Generation, de la Comisión de Educación. Creemos que para tener este ecosistema, precisamos dejar atrás el sistema escolar único para todos y adoptar un sistema de escuelas diversas que coexistan como KIPP y Sudbury Valley, así como escuelas centradas en las Artes o Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), todas colocando al estudiante en el centro y siguiendo los estándares acordados.
Elaborado por Stavros Yiannouka y Zineb Mouhyi, CEO - Cumbre Mundial de la Innovación para la Educación (WISE) y Zineb Mouhyi, Responsable de Desarrollo de Políticas y Alianzas de WISE, respectivamente.