
El acceso de las mujeres a la universidad, como estudiantes e investigadoras, no ha sido un camino fácil. La historia de la ciencia está llena de anécdotas que ejemplifican lo complicado de adentrarse en un mundo que estaba inicialmente reservado a los hombres. Lo que hoy asumimos como una obviedad, la oportunidad de las mujeres de acceder a una educación superior es el resultado de numerosas reivindicaciones feministas demandando que estas fuesen educadas para la ciudadanía y el trabajo remunerado y no relegadas en exclusiva al ámbito privado.
En pleno siglo XXI, la universidad no ha superado las desigualdades entre hombres y mujeres. El informe Científicas en Cifras 2015, muestra que las mujeres representan el 39% del conjunto del personal investigador en España; aunque superan el 40% en las universidades y en la Administración Pública. Sin embargo, se mantiene baja la proporción en el sector empresarial, con un 31%. En las universidades, las mujeres catedráticas representan el 21%; un 25% en los Organismos Públicos de Investigación y un 10% de las rectoras en el conjunto de las universidades tanto públicas como privadas. Hombres y mujeres siguen ubicándose en ramas de conocimiento distintas: las mujeres están infra-representadas entre el personal investigador de las áreas de Ingeniería y Tecnología (23%), Ciencias Naturales (34%) y Ciencias Agrarias (36%). En Humanidades representan un 46%, en Ciencias Sociales un 45%, mientras que en Ciencias Médicas y de la Salud un 41%.
La pregunta que deberíamos plantearnos es qué factores causan estas desigualdades en la labor científica y tecnológica, tanto en las universidades como en la empresa privada. Una de las explicaciones es común a otros sectores laborales: una desproporcionada responsabilidad de las mujeres en el trabajo doméstico. La presión que reciben por parte de dos instituciones- la familia y la academia- que son altamente demandantes de tiempo y con cotidianidades muy distintas, se ha denominado la trampa de las "greedy institutions". La literatura especializada añade que los tiempos de la carrera académica juegan en contra de las mujeres que se ven obligadas a escoger entre su desarrollo profesional o la maternidad. Los matrimonios entre colegas profesionales muestran pautas similares a las parejas de no profesionales, las investigaciones muestran que son las mujeres las que sacrifican parte de su desarrollo profesional para adaptarse a las demandas familiares o a las exigencias profesionales de su compañero. Sin embargo, hay factores que afectan a sectores por tener una presencia desproporcionada de hombres, hecho que provoca: un ambiente de trabajo poco propicio y la dificultad de desarrollar capital social por parte de las mujeres. Varios conceptos como "gentlemen´s club", the "barrack yard" and the "locker room" ponen de manifiesto las dificultades que experimentan las mujeres para introducirse en espacios informales, donde se traspasa la información verdaderamente crucial, se construyen las redes de colaboración efectiva y se construye la reputación más allá de los méritos objetivos.
Las soluciones que se han desarrollado son iniciativas que todavía no se han generalizado, algunos ejemplos son: más tiempo para las convocatorias académicas para aquellas personas que han tenido responsabilidades de cuidado a otros; se han establecido sistema de cuotas de ayuda; dar visibilidad a científicas que puedan servir de modelo a generaciones futuras. Quedará por ver cómo se desarrollan estas iniciativas y si somos capaces de encontrar un modelo para todas.
Elaborado por Maria Martinez Iglesias, profesora de OBS Business School.