La confluencia del mundo digital, físico y biológico es el germen de la denominada cuarta revolución industrial, que está llamada a cambiar, una vez más, el mundo tal y como lo conocemos, y que afectará a todas las esferas de la vida, incluida la laboral.
En este escenario situado en un contexto no de era de cambio, sino de un cambio de era, las organizaciones tienen el desafío de redefinir y transformar sus modelos de negocio y forma de trabajar, también en lo relativo a cómo interactúan con sus empleados, adecuando su estrategia de personas para desarrollar la experiencia de empleado, lo que implica comportarse con ell@s como si fueran su mejor cliente. Este reto es especialmente relevante para empresas de servicios e innovación tecnológica, en las que su principal activo es el componente humano, debiendo considerar tres dimensiones adicionales.
Por una parte, ya existe una carencia de profesionales con formación y experiencia tecnológica para cubrir la demanda existente. Por otra, a medio plazo, la irrupción de nuevas tecnologías será cada vez más rápida y su ciclo de vida más corto, lo que implicará la necesidad de capacitarse rápidamente y de forma continua. Y, por último, se necesita integrar el componente humano en un mundo cada vez más digital y automatizado, global, diverso y exigente.
Desde la perspectiva "personas", la solución pasa por "crear" profesionales que se incorporen al mercado y hacerlo con una visión diferente, porque para desenvolverse con solvencia en este entorno de aceleración exponencial en los cambios, también hacen falta habilidades como empatía e inteligencia emocional, pensamiento lateral, visión analítica, adaptación a cambios, trabajo en equipo, etc.
Necesitamos captar y desarrollar jóvenes talentos con estas capacidades e integrarles en el mundo laboral, facilitando su desarrollo profesional en un ambiente creativo y de innovación, de ahí la importancia de evolucionar la cultura organizativa para hacer frente a los nuevos desafíos. El aprendizaje de tecnologías como Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas, Blockchain, Machine/Deep Learning, Realidad Virtual, Ciberseguridad, etc., es fundamental pero ya no suficiente. Cada vez son más necesarias acciones que promuevan la creación de ideas y soluciones disruptivas, además de humanizar la tecnología para hacerla accesible y entendible a un rango de población cada vez mayor, con el objetivo de desarrollar productos y servicios diferenciales y de alto valor. Y esto sólo es posible mediante equipos multidisciplinares, con perfiles tecnológicos y de ramas de humanidades, de diferentes géneros, generaciones y culturas, que colaboren y se complementen para obtener lo mejor de cada individuo poniéndolo al servicio del colectivo, alineando los intereses individuales con los objetivos empresariales.
Stratesys cree firmemente en este modelo y tiene un plan estratégico de crecimiento cimentado en incorporar a jóvenes talentos recién graduados, en titulaciones tan dispares como Ingenierías o Psicología, pasando por ADE, Matemáticas, Derecho, Publicidad, etc., con un programa de capacitación continuo, adquiriendo el compromiso de ir adecuando sus conocimientos tecnológicos a las necesidades del mercado y desarrollar sus habilidades, integrándolos en equipos multidisciplinares y más sénior.
La clave del éxito está en las personas, en profesionales flexibles, con iniciativa, motivados y permeables a todas las novedades que están por venir. El reto de las organizaciones es crear un ambiente y dinámica de trabajo que promueva la innovación y facilite la adaptación a los cambios. Trabajar en la experiencia de empleado y humanizar la tecnología son factores diferenciales para los retos que tenemos por delante.
Elaborado por Nacho Navarro, Chief People Officer de Stratesys.