
«Me llamo August, por cierto. No pienso describir mi cara. Seguro que es mucho peor que todo lo que os estáis imaginando ». August (Auggie) Pullman es un niño con una malformación en la cara, causada por una enfermedad genética, que a los diez años por primera vez en la escuela. Él es el protagonista de la novela Wonder (La Campana / Nube de Tinta), el bestseller de RJ Palacio, publicado en 2012.
La historia ha conectado con miles de niños y jóvenes, hasta el punto de llegar a convertirse en lectura obligatoria en muchas escuelas, donde ha dado pie a tratar el tema del acoso escolar a partir de la empatía. El fenómeno Wonder vuelve a estar de actualidad con el estreno de la versión cinematográfica del mismo título, que llega hoy a los cines.
Con motivo de este lanzamiento cinematográfico, en verano la distribuidora de cine eones Spain invitó a las comunidades educativas a trabajar a partir del libro para llegar a la película. La respuesta fue extraordinaria. Nacía así el proyecto Wonder. Desde entonces no ha parado de crecer. Su actividad entusiasta es especialmente visible en las redes sociales, donde, bajo la etiqueta #soyxqsomos, cada día más docentes se suman al proyecto aportando nuevas ideas y posibilidades para abordar el libro en el aula. Todo ello, para construir una sociedad más inclusiva.
Es dentro de este movimiento que surge el proyecto Wonderuni, que lleva por primera vez el libro Wonder en el ámbito universitario. Al frente hay Anna Forés, Carlos Montero y Judit Onses, profesores de segundo curso del grado de Educación Social en la Universidad de Barcelona. El proyecto se desarrolla en el marco de la asignatura Fundamentos Didácticos de la Acción Socioeducativa, que imparten a más de un centenar de estudiantes. Con ellos, involucrados en el proyecto, otro centenar de alumnos de primaria: estudiantes de 5º curso del CEIP Plurilingüe Antonio Palacios, de Pontevedra, y estudiantes de 5º y 6º curso del CEIP Nuestra Señora de la Fuencisla, de Madrid. El planteamiento es revolucionario y supone un intercambio de roles: alumnos de primaria se convierten en tutores de alumnos universitarios para diseñar campañas de sensibilización a favor de la inclusión. Si se piensa bien, la idea no es descabellada. Porque, ¿quién puede saber mejor que los propios niños que funciona o no cuando surgen problemas entre ellos?
Quien ha ideado todo esto es Mercedes Ruiz, doctora en Pedagogía y cabeza visible de Cero en Conducta, una plataforma que promueve el uso del cine en las aulas. Ruiz fue alumna de Anna Forés en la UB: «Recuerdo que, cuando presentó la tesis doctoral, me dijo:" Léete el libro (Wonder) y haremos un proyecto al respecto "». Y dicho y hecho: Mercedes Ruiz se convirtió en la coordinadora de Wonderuni, un caso pionero sin antecedentes previos. «Queda todo por descubrir», afirma ilusionada Ruiz. «El proyecto implica un cambio de roles, sobre una cultura no aprendida, lo que hace que se rompan las normas: sólo así se puede transformar la sociedad, sin perpetuar arquetipos sociales», asegura.
La emoción como base del proceso de aprendizaje
Wonderuni supone una oportunidad única para los estudiantes universitarios de embarcarse en un proyecto vivencial que luego deberán analizar como un caso real y que ellos mismos habrán llevado a cabo de manera conjunta con alumnos de primaria. «¿Qué pasa en primaria cuando un alumno llega al aula con una dificultad física, psíquica o familiar? Lo podremos ayudar entre todos? », Plantea el vídeo de presentación de Wonderuni. Ruiz recalca la importancia de ese «todos», porque no sólo sufre quien tiene el problema, sino también quien lo acompaña en el proceso: familia, compañeros, docentes ... Por eso el proyecto se centra en las redes familiares: «porque todo el mundo es en función de quien tiene delante».
El proyecto se desarrolla en diferentes fases. A partir de la lectura del libro, se crean grupos de cuatro o cinco personas entre alumnos universitarios y de primaria, que se intercambian vídeos de presentación para conocerse. A continuación, los estudiantes de la Universidad crean blogs grupales. En este entorno virtual, conversan y debaten sobre temas que les sugiere la lectura del libro y que son susceptibles de desarrollarse en vídeo. Temas como pueden ser la inclusión, los conflictos, la resiliencia, el acompañamiento, ser iguales pero diferentes, etc. En paralelo, los estudiantes universitarios reciben formación sobre guión y realización de vídeos, mientras que los de primaria desempeñan el papel de tutores, con el acompañamiento de los maestros. En la fase final, que comienza ahora, los universitarios deberán grabar los vídeos, que puntuarán los alumnos de primaria y que acabarán por transformarse en una campaña de sensibilización social.
«Como tenemos que evaluar los chicos de la uni?»
Todos los actores involucrados coinciden en definir la experiencia como enriquecedora. Emilia Pérez es jefe de estudios del CEIP Nuestra stra Señora de la Fuencisla, donde han tenido una alumna con síndrome de Goldenhar (parecida a la de Augusto). Explica que, en un primer momento, sus alumnos pensaron que los tomaban el pelo: «Como tenemos que evaluar los chicos de la uni?», Decían. «Ahora que saben que este proyecto es real, aunque están más emocionados, y ya están conociendo lo que es la rúbrica de evaluación para poder ser justos con las notas». Miriam Leirós, tutora de 5º de primaria del CEIP Antonio Palacios, también destaca la implicación de sus alumnos, que, a pesar de que son muy jóvenes (rondan los diez años), «asumen ya la importancia del trabajo y la responsabilidad de aportar una opinión a partir del conocimiento ». Por su parte, Aina Perona, estudiante de 2º de Educación Social de la UB, valora la motivación que ha despertado en ellos esta manera de trabajar, y la reciprocidad y el aprendizaje mutuo que se ha establecido con los alumnos de primaria : «Cambiar de roles de vez en cuando no va mal. El hecho de que ellos valoren el proyecto también es favorable. Como educadores sociales, debemos tener en cuenta todos los puntos de vista, y su aún más », afirma.Per la profesora de la UB Anna Forés, Wonderuni brinda a todos los estudiantes la posibilidad de trabajar con la realidad, de ser empáticos y flexibles (el «trío ser amable» del libro), y creativos y críticos en la creación audiovisual. Además, «los educadores sociales, el proyecto les da la oportunidad de reivindicar y visibilizar su rol profesional dentro de la sociedad», añade el también profesor de la UB Carlos Montero.Wonderuni finaliza el 15 de enero, fecha límite para que los alumnos de la UB entreguen los vídeos, cuarenta en total. Pero el recorrido no termina aquí. De momento, se colgarán en el blog del proyecto. «La idea es hacer después un festival en línea e incluso algo un poco más grande», avanza Mercedes Ruiz. Asimismo, existe la voluntad de replicar la experiencia en otras escuelas y universidades, explica Anna Forés. Todo con un mismo propósito: sembrar la semilla de la inclusión como base para construir una sociedad más solidaria y democrática. Porque, como dice Augusto en el libro, «todos deberíamos recibir una ovación al menos una vez en la vida, porque todos vencemos el mundo».