Divisas

EEUU y el dólar, rehenes de la nueva guerra de divisas tras la intervención del BCE

  • ¿Puede caer el euro hasta el nivel de los 0,90 dólares?

Los bancos centrales de más de una docena de países, tanto emergentes como desarrollados, han tomado medidas en lo que va de año para reanimar sus anémicos crecimientos. El bombeo de liquidez y la devaluación de las divisas se ha convertido en la estrategia más seguida en un momento en el que solo se habla de normalización monetaria en EEUU y Reino Unido. "El dólar va a estar fuerte hasta que les fastidie a los americanos", según BNP Wealth Management.

Singapur, la Eurozona, Suiza, Dinamarca, Canadá, India, Turquía, Egipto, Rumanía, Perú, Albania, Uzbekistán y Paquistán han sorprendido a propios y extraños con su ingeniería monetaria desde que comenzara el año, bien con rebajas de tipos, bien con compras de bonos y activos. El último en subirse al carro fue Rusia, que el pasado viernes rebajó en dos puntos sus tipos de interés situándolos en el 15%, ya que la caída del crudo y las sanciones por su papel en el conflicto ucraniano contraerán su economía.

"La mayoría de los países que han entrado en esta guerra se han quedado ya sin armas monetarias que utilizar", afirma David Woo, estratega jefe de divisas para Bank of America Merrill Lynch.

¿Hasta cuándo habrá conflicto?

Sin embargo, el término "guerra de divisas", acuñado por el exministro de finanzas brasileño Guido Mantega en 2010 para referirse a las históricas medidas de la Fed de EEUU durante la crisis financiera, sigue siendo un tabú entre la comunidad internacional.

"No es una conversación educada", aseguraba el mandamás del hedge fund Bridgewater Associates, Ray Dalio, durante su periplo en Davos. Dicho esto, el efecto dominó de estas devaluaciones competitivas ha sido más que evidente durante los últimos años.

Mantega señaló directamente en septiembre de 2010 al por entonces presidente de la Fed, Ben Bernanke, cuyas medidas devaluaron sensiblemente al dólar estadounidense, pero el impacto del Abenomics japonés también avivó la guerra de divisas tiempo después. En los primeros compases de 2013, Jens Weidmann, el capitán del Bundesbank, criticó duramente la estrategia del Banco de Japón de expandir su balance con compras de activos de entre 60 y 70 billones de yenes anuales, un hecho que se debatió en el G20 de ese mismo año sin mayor represalia para Japón.

Pero el último en entrar en escena ha sido el Banco Central Europeo (BCE), que comprará bonos soberanos y activos por valor de 60.000 millones de euros mensuales hasta septiembre de 2016. Un hecho que ya ha devaluado el euro significativamente y que ha avivado la fantasía de una paridad con el dólar en el próximo año.

"A medida que el dólar se fortalece notablemente frente a otras divisas extranjeras, las multinacionales con sede en el país se enfrentan a serios retos", indica Peter Knowles, estratega de Morgan Stanley. "Por un lado, sus homólogas extranjeras obtienen una ventaja competitiva gracias a una moneda más barata y, por otro, los efectos del cambio de divisas reducirán sus ingresos y beneficios cuando éstos se conviertan a dólares estadounidenses", justifica.

Es por ello que aunque EEUU necesite estimular la demanda global para mantener su tasa actual de crecimiento, su complacencia ante las medidas tomadas por el BCE y otros bancos centrales podría terminar por pasar factura. Según señalan los analistas más críticos, si el euro alcanza la paridad con el dólar, las manufactureras europeas se aprovecharán de la expansión estadounidense, pero muchas productoras americanas perderán competitividad en el Viejo Continente.

"El euro se debilitará aproximadamente un 20% más en su cruce con el dólar durante los próximos años hasta que éste se cambie a 0,90 euros aproximadamente", advertía David Kostin, estratega jefe de Goldman Sachs, tras sondear a inversores en Europa y EEUU.

Otros bancos centrales, como el de India o Canadá, se han visto forzados a rebajar los tipos y abaratar sus divisas. Movimientos que a ojos de Ray Dalio recuerdan a la década de los 80, cuando varios bancos centrales tuvieron que actuar conjuntamente para frenar el ascenso del dólar y evitar el desplome de la economía estadounidense.

Sin embargo, y salvo contadas excepciones, es cierto que pese a que el BCE y el Banco de Japón estén absorbiendo activos y devaluando implicitamente sus respectivas divisas, el objetivo no es conseguir una devaluación competitiva sino impulsar el crecimiento económico, que en buena parte de la eurozona es anémico.

Relacionados

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky