
Llega el verano y vuelven los episodios de turismofobia a Barcelona, uno de los fenómenos que más han afectado la marca turística de la capital catalana durante el último año, junto con los atentados terroristas de las Ramblas y la inestabilidad política a raíz del procés. El pasado lunes, Arran -el brazo juvenil de la CUP- atacó con botes de humo un autobús turístico que se encontraba en el Puerto Olímpico y colgó del vehículo una pancarta denunciando la "masificación turística" en la ciudad. El acto vandálico se parece al que ya causó alarma en la ciudad el verano pasado, cuando también militantes de Arran pincharon la rueda de otro autobús turístico y dañaron su parabrisas.
Los comerciantes y hoteleros de Barcelona consultados por elEconomista coincidieron ayer en mostrar su preocupación por un rebrote de estas agresiones contra el turismo, un sector que actualmente intenta recuperar a los visitantes perdidos tras el 17-A y el 1-O. El presidente de la patronal de comerciantes Barcelona Oberta, Gabriel Jené, señaló que el objetivo de los antisistema es precisamente dañar la imagen del turismo en la ciudad, que "se encuentra muy por encima" de este tipo de "hechos aislados". Por su parte, el presidente de la asociación de apartamentos turísticos Apartur, Enrique Alcántara, lamentó que los ataques de Arran son una "mala noticia" para la ciudad y criticó que se trata de los actos de una minoría que no cree en resolver los debates cívicamente. En este sentido, el presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona, Jordi Clos, ya advirtió la semana pasada sobre el auge de la turismofobia en la ciudad y criticó la complicidad del Ayuntamiento de la alcaldesa Ada Colau con el fenómeno.
Connivencia municipal
El primer teniente de alcalde de Barcelona, Gerardo Pisarello, justificó el lunes los ataques de Arran como actos "simbólicos" y se limitó a destacar que no se habían producido daños. Esta connivencia del consistorio con la turismofobia es lo que ayer más lamentaron los representantes del sector en la ciudad. "La respuesta del Ayuntamiento es intolerable. Es mejor que se queden callados antes que intentar legitimar un acto como éste", sentenció Jené, que recordó que Colau tiene la misma actitud de justificación con otros fenómenos como la venta ambulante irregular, el llamado top manta. Alcántara añadió que es "importantísimo" que el Ayuntamiento proteja a los ciudadanos y que no tenga una actitud permisiva ante los actos vandálicos de los antisistema.
Todos los grupos municipales (excepto la CUP) denunciaron ayer en una declaración institucional los ataques contra el sector turístico y se comprometieron a "responder con firmeza" ante ellos. Por su parte, los empresarios del sector aprovecharán la reunión del jueves del Consejo Turismo y Ciudad -el órgano de participación ciudadana creado por el Ayuntamiento para debatir sobre el modelo de turismo de Barcelona- para exigir a Colau una condena clara de la turismofobia en la capital catalana.