
El proceso soberanista que encabeza el presidente de la Generalitat, Artur Mas, no ha logrado hacerse un hueco entre los grandes empresarios catalanes. Durante los últimos meses, muchas declaraciones y algunas actuaciones sitúan a los prohombres catalanes en el bando de los que abogan por la negociación y descartan la independencia de Cataluña.
Incluso algunos de los que inicialmente brindaron su apoyo a Mas, ahora han rectificado y apuestan abiertamente por el pacto entre CiU y PP.
Con la perspectiva de unos meses, puede decirse que el president ha perdido su cruzada para convencer al gran empresariado catalán de las bonanzas de la independencia. Aunque conserva apoyos, una hipotética Cataluña segregada de España tendría que hacer frente, además de a los obstáculos políticos, a trabas económicas muy importantes.
Uno de las mayores sería el sistema financiero, lo que los expertos definen como el riego sanguíneo de la economía. Las dos grandes entidades financieras catalanas, La Caixa y Banco Sabadell, han apostado desde el principio por una solución negociada, pero el aumento de la tensión ha clarificado más su posición. El presidente del Sabadell, Josep Oliu, ha pasado de defender la necesidad de "buscar una solución negociada a dentro del marco legal" a asegurar que la entidad que preside es un banco español y europeo y que así seguirá pase lo que pase.
Por su parte, el presidente de La Caixa, Isidro Fainé, ha seguido la misma evolución y, aunque no ha defendido tan abiertamente la españolidad de la entidad, ha incluido en los estatutos de la nueva fundación bancaria la posibilidad de que la sede social no quede fijada en Barcelona. En un plano más personal, su relación con Artur Mas, al menos en público, se han enfriado, tal y como pudo percibirse durante la firma del convenio entre la Obra Social La Caixa y la Generalitat el pasado 16 de abril.
A esa pérdida de sintonía ha contribuido sin duda Javier Godó, editor de La Vanguardia y miembro del consejo de administración de CaixaBank y del futuro patronato de la fundación bancaria La Caixa. Tras lograr subvenciones millonarias de la Generalitat para imprimir una edición en catalán, Godó ha dado un giro a la línea editorial del diario. De defender el proceso soberanista ha pasado a apostar por la denominada tercera vía, la salida negociada que defiende Josep Antoni Duran i Lleida, el PSC y la mayoría de grandes empresarios catalanes.
Tampoco las patronales han mostrado un apoyo incondicional al proceso soberanista. Ni el presidente de la CEOE, el catalán Joan Rosell, ni el de Fomento del Trabajo, Joaquim Gay de Montellà, han dado un paso más allá de la necesidad de que Cataluña y Madrid renegocien la financiación de la Generalitat. Durante la transición democrática, la patronal catalana defendió para Cataluña un sistema de concierto económico que entonces fue rechazado por los nacionalistas catalanes. Ahora, su posición pasa por conseguir el denominado Pacto Fiscal con el que Artur Mas se ganó el ascenso a la presidencia de la Generalitat.
Tibieza patronal
Si la posición de Fomento es firme, la de las otras dos grandes patronales catalanas es cada vez más tibia con el proceso soberanista. El presidente de la Cámara de Comercio, Miquel Valls, es una persona muy cercana a las ideas que defiende Mas, pero sin embargo ahora ya aboga abiertamente por una salida negociada. La Cámara ha encargado dos estudios sobre el proceso soberanista: uno sobre las finanzas públicas en una hipotética secesión y otro sobre las balanzas comerciales en esa misma hipótesis. El primero, ya presentado, señala las dificultades económicas que tendría un estado catalán, que serían muchas pero no insalvables. El segundo, todavía pendiente de presentar, explica lo que ocurría con las balanzas y flujos comerciales entre Cataluña y España y sus conclusiones son tremendamente negativas para las dos partes.
Finalmente, la tercera gran patronal es Pimec. Su presidente, Josep González, ha pasado de defender el proceso soberanista a echar el freno cuando constató que entre las pymes catalanas hay diversidad de opiniones. De hecho, González ha protagonizado el gran acto de protesta empresarial de esta legislatura para pedir un mejor trato a los empresarios.
La concentración se hizo contra el Gobierno y la Generalitat y un sector del auditorio pidió abiertamente la independencia, pero lo cierto es que Mas reaccionó ante la protesta. De hecho, el president consideró el acto como un toque de atención a su gobierno y convocó una reunión con González en la que prometió intentar no poner más trabas a los empresarios.