
El juicio sobre la descapitalización de La Seda de Barcelona, que se celebra en el juzgado de Instrucción número 3 de El Prat del Llobregat, tuvo ayer la declaración del principal imputado: el expresidente de la compañía Rafael Español.
En esta primera pieza del juicio (que consta de cuatro querellas independientes presentadas por el fiscal), la juez intenta aclarar la presunta falsedad en la venta de 60.000 toneladas de plástico PET por parte de La Seda de Barcelona a dos empresas (una rusa y otra turca) por valor de 68 millones de euros. Según el escrito del fiscal, los imputados realizaron contratos simulados, falsearon datos sobre la mercancía, movieron dinero de unas sociedades a otras e incluso cometieron diversos delitos fiscales.
Ayer Rafael Español declaró ante la jueza que él desconocía totalmente el objeto de esas operaciones y, según fuentes judiciales, atribuyó la autoría a sus dos inmediatos subordinados, el exdirector químico y de estrategia de La Seda, Aurelio González Isla, y el exdirector financiero de la compañía, José Sanz Laguna. Ambos tienen cita hoy en el banquillo de los acusados para declarar y defenderse de las acusaciones de Español.
Según el expresidente, fueron González Isla y Sanz los encargados de diseñar y ejecutar esas dos operaciones, ya que se trataban de contratos pequeños, de sólo unos 30 millones, una cifra muy pequeña en una empresa con ventas que en algunos casos llegaban a 400 millones.
De las dos operaciones de venta, Español sólo estampó su firma en el contrato de compraventa de la que se hizo en Rusia. Cuando el fiscal le preguntó sobre esa rúbrica, el expresidente admitió que lo recordaba, pero que lo firmó a instancias de sus dos subordinados, sin entrar en detalles ni realizar ninguna indicación al respecto. En el caso de la venta de plástico PET a Túnez, Español no firmó el contrato y lo hizo González Isla directamente.
Preguntado sobre la existencia real de la mercancía vendida (el fiscal duda de que jamás se fabricara el plástico objeto de la operación), Español aseguró que a él sus directivos le informaron de que esa cantidad estaba almacenada a la espera de ser vendida.
Al resto de preguntas del fiscal y de la acusación, Español se escudó en que no recordaba los detalles y se negó a responderlas.
Maquillaje contable
Según la documentación a la que ha tenido acceso elEconomista, el motivo de las presuntamente falsas operaciones de venta de plástico a Túnez y Rusia era realizar un maquillaje de las cuentas de La Seda para que la compañía cerrase el ejercicio 2006 con beneficios en vez de con las pérdidas que hubiera registrado de no haberse contabilizado los 68 millones.
¿Para qué era necesario el presunto maquillaje? En ese año, La Seda realizó una ampliación de capital por valor de 418,72 millones y en el siguiente ejercicio (2007) realizó otra de 439,53 millones. Los gestores de la empresa, con Español al frente, justificaron estas dos ampliaciones para financiar una política de crecimiento internacional y convertirse en la primera empresa europea en producción de plástico PET.
Ante la necesidad de acudir al mercado bursátil en busca de recursos, los gestores, presuntamente, consideraron que no podían presentar una cuenta de resultados negativa al cierre de 2006 y optaron por realizar las operaciones que ahora el fiscal considera ficticias.